Giorgio Napolitano: "Sólo en caso de emergencia el PCI gobernaría con la Democracia Cristiana"
Giorgio Napolítano, miembro de a dirección del Partido Comunista Italíano (PCI), presidente del grupo parlamentario de su partido, está considerado como el alma socialista del mayor formación comunista de Occidente. Tiene fama de moderado y hay quien jura que a través de Napolitano pasará, inevitablemente, el futuro del Partido Comunista Italiano (PCI). En una larga conversación, Napolitano analiza la actitud del PCI hacia el Gobierno presidido por un socialista y manifiesta que los comunistas "sólo gobernarían con la Democracia Cristiana (principal partido italiano) en caso de emergencia".
Hijo espiritual del comunismo reformador de Giorgio Amendola., mira con simpatía las sacudidas que de cuando en cuando da el teórico Pietro Ingrao para liberar la burocracia ancestral de un partido tan consistente y compacto como ha sido siempre el partido de Palmiro Togliatti.Últimamente, la firma de Napolitano ha figurado en todas las primeras páginas de los diarios italianos por haber escrito un artículo publicado en la primera página de L'Unitá, el órgano oficial del PCI, en el que teorizaba sobre la función que debe tener en el Parlamento un partido de la oposición como lo es el comunista y que, al mismo tiempo, es el segundo partido del país. El artículo fue interpretado como una reprimenda a la secretaría del partido. Se dijo que Napolitano pedía una oposición más blanda, teniendo en cuenta que el actual Gobierno está presidido, por primera vez, por un socialista.
En la conversación mantenida con el dirigente del PCI, Napolitano desmiente esta interpretación y muchas otras que se han hecho últimamente de su posición en el interior del partido, al mismo tiempo que se ha quejado de la "instrumentalización" que de las posiciones políticas del partido comunista suele hacer una cierta prensa de este país.
Política de oposición
Napolitano explica que en su artículo él no se ha referido nunca al actual Gobierno presidido por Craxi. "Quise subrayar sólo", señala, "que la política de oposición del partido comunista debe tener en cuenta dos cosas, como ya indiqué el año pasado, cuando el Gobierno estaba presidido nada menos que por el democristiano Amintore Fanfani".Estas dos cosas son: primero, que no se puede olvidar que el partido comunista ha aprobado la línea política de la alternativa a la Democracia Cristiana. La política de unidad nacional consiste en trabajar para que se cree en el país un grupo de fuerzas de izquierdas y laicas alternativas al bloque representado por la Democracia Cristiana y sus posibles aliados.
"Ahora bien", continúa Napolitano, y éste es el segundo punto, .sí esto se desea auténticamente es preciso que esta línea política empiece a dibujarse ya en el Parlamento, cada vez que ello sea posible".
Lo que Napolitano critica a su partido es que por obtener, desde la oposición, algunas migajas de Gobierno, acabe perdiendo de vista la estrategia general de una oposición que no sea sólo oponerse por principio, sino que plantee, al mismo tiempo, propuestas. El partido comunista, dice, en el momento mismo en que se sitúa en la oposición debe ya presentar propuestas concretas en conformidad con la línea que se ha trazado de llegar a una alternativa de Gobierno a la Democracia Cristiana con todas las fuerzas de la izquierda.
Para el líder comunista, lo específico de la alternativa a la Democracia Cristiana, por parte del bloque progresista del país, debe ser, en primer lugar, la política económica, y en segundo, la política internacional.
Por otra parte, según Napolitano, el partido comunista no debe prestarse al juego de desarrollar un debate parlamentario en una Cámara que no funciona, que necesita un cambio a fondo de sus estructuras, ya que hoy no es funcional. El PCI tiene ahora que participar, por ejemplo, en un debate interminable de seis meses de duración sobre la legislación financiera sólo para arrancar al Gobierno algunas pequeñas ventajas para los trabajadores.
Un Parlamento que no funciona
Esto no le parece a Napolitano conforme con la línea de la estrategia que el PCI debe empezar a desarrollar ya en el Parlamento, y que consiste en esbozar su nueva imagen de alternativa capaz de ser entendida por la opinión pública. Dicho esto, Napolitano niega que haya habido un "cambio" de ruta en la política de su partido, que sigue, dice el líder comunista, fiel a la línea aprobada por el último congreso en el que se aprobó la alternativa de izquierdas y, por tanto, de alternativa a la Democracia Cristiana.No es, pues, cierto, asegura Napolitano, que Berlinguer tenga nostalgia por el compromiso histórico. A lo que Berlinguer no renuncia, y Napolitano jura que en esto está en pleno acuerdo con el secretario del PCI, es a una posible colaboración, dentro de la alternativa, con todas las fuerzas progresistas católicas del país, que no hay por qué buscarlas sólo en la Democracia Cristiana.
La crítica a los socialistas
Giorgio Napolitano afirma que ningún órgano oficial de su partido ha mantenido que este Gobierno presidido por el socialista Bettino Craxi "sea peor" que los anteriores Gobiernos democristianos o de los presididos por el republicano Giovanni Spadolini. La crítica que los comunistas italianos formulan al Gobierno Craxi, según Napolitano, es que en el modo como se nombraron los ministros, en el modo de gobernar y en su línea económica no difiere de los anteriores.De ahí, dice Napolitano, "nuestra oposición". De hecho, subraya el líder comunista, en aquellos momentos en los que Craxi ha presentado nuevas propuestas, como en el caso de los euromisiles o del Concordato, el PCI lo ha apoyado generosamente. Y Berlinguer convocó a Craxi para informarle de sus viajes a los países del Este y recibió a Craxi cuando éste volvió de Estados Unidos.
Es esta línea de oposición o de convergencia con el Gobierno, pero manifestada de forma "clara, a la luz del sol y que refleje la línea de una alternativa", lo que le gusta a Napolitano. Y es justamente lo contrario, puntualiza, de lo que le han atribuido tantos periódicos.
Para el líder comunista amendoliano, el "aliado natural" del partido comunista para crear una alternativa a la Democracia Cristiana "tiene que ser el partido socialista". Sobre esto Napolitano tiene las ideas muy claras. Lo cual no quiere decir, insiste, que para discutir de todos los problemas graves y de fondo de este país, como, por ejemplo, la reforma institucional, no podamos sentarnos alrededor de una mesa con todos, sin excluir a los democristianos, o que no podamos votar con ellos en el Parlamento un documento como el del Concordato con la Santa Sede para asegurar al país una paz religiosa estable.
Napolitano añade con orgullo que los comunistas nunca dejaron de colaborar, olvidándose incluso de estar relegados a la eterna oposición, cada vez que este país se ha visto en un momento de grave emergencia con peligro de que pudieran entrar en crisis las instituciones democráticas.
¿Se puede decir entonces que el partido comunista está decidido a no gobernar jamás junto con la Democracia Cristiana y lo podrá hacer sólo en alternativa a ella? Napolitano sonríe y recuerda que las circunstancias -por ejemplo, una situación de emergencia muy grave-, podría obligar a revisar la actual estrategia política de su partido. Pero sólo en caso de que se produjese una situación gravísima, el PCI estaría dispuesto a gobernar junto con la Democracia Cristiana, ya que la línea clara, en la actualidad, del PCI es la de crear una auténtica alternativa democrática al poder democristiano.
Grave crisis moral
A la pregunta de si no piensa que este país, en realidad, está viviendo un momento tan grave de crisis moral que justificaría otra vez un Gobierno de unidad nacional, Napolitano responde que para salir de esta grave crisis moral que sacude hoy a tantas instituciones italianas, la única solución es "una reforma a fondo de dichas instituciones". Y que, para llevar a cabo esta reforma, los comunistas están dispuestos a colaborar con todos los partidos.Después, Napolitano se detiene a pensar y comenta que, en realidad, no se sabe cómo se puede afrontar el problema de mejorar el funcionamiento de las instituciones con un partido como la Democracia Cristiana, que, si es verdad que cuenta en su seno con personas excelentes, no ha aclarado aún muchos puntos oscuros, empezando por el famoso caso del secuestro del líder democristiano napolitano Ciro Cirillo. Se trata del político secuestrado por las Brigadas Rojas y liberado, al parecer, con la ayuda de la Mafia napolitana.
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