El primer partido de la oposición
Alianza Popular era hace cinco años una fuerza política casi marginal, con sólo siete escaños en las Cortes. Ahora es el primer partido de la oposición, con 106 diputados, 55 senadores, 20.957 concejales, 2.473 alcaldes, 342 diputados provinciales, 273 parlamentarios autonómicos, tres gobiernos de comunidades autónomas y 150.750 militantes.Las elecciones al Parlamento de Galicia, primera victoria electoral del partido de Manuel Fraga, marcaron el punto de inflexión en Alianza Popular. Hasta entonces fue una formación política a la que los españoles no prestaron mayor atención, ni a su líder, Manuel Fraga, ni a los acompañantes de los comienzos, los siete magníficos. Entonces los votos fueron para la democracia y las caras nuevas, y la Alianza Popular de 1977 estaba demasiado identificada con el franquismo.
Durante toda una legislatura vivió AP a la sombra de UCD, pero cuando el partido que ganó dos elecciones legislativas consecutivas comenzó a evidenciar los primeros síntomas de descomposicíón interna -a la que no fueron ajenos, por cierto, muchos de los que hoy militan en las filas aliancistas o en las de su aliado el Partido Demócrata Popular-, los poderes interesados en afianzar una derecha fuerte volvieron su rostro hacia Fraga.
Las elecciones al Parlamento de Galicia fueron el primer reto. Alianza Popular ganó, aunque el Gobierno de UCD minimizó la victoria y la justificó por causas coyunturales: la condición de gallego de Fraga y el prestigio del candidato Gerardo Fernández Albor, hoy presidente de la Xunta.
Sin embargo, cuando se convocaron las elecciones de Andalucía, los poderes económicos habían decidido ya jugar una doble carta, la de UCD y la de Alianza Popular, hasta ese momento excluida en los planes de la gran banca y los empresarios. Y Fraga volvió a ganar -aunque fuera el PSOE quien consiguiera más votos y escaños-, porque ganó a UCD. A partir de ahí se convirtió en la esperanza de la derecha, y la carrera del líder conservador ha sido imparable. Unos meses antes de las elecciones gallegas, en 1981, AP tenía 18.475 militantes; después de los comicios de Andalucía, 41.902, y en diciembre de 1983, último cómputo efectuado por el partido, 150.750. Alianza Popular ha multiplicado la cifra de militancia ocho veces en dos años. Durante este período, en Álava, Guadalajara, Orense y Soria se ha pasado de cero afiliados a 400, 1.400, 3.000 y 700, respectivamente. En otras provincias, como Burgos y Cáceres, AP tenía hace dos años un militante, frente a los 1.500 y 4.300 actuales.
Aunque ha sido en las comunidades autónomas de Galicia, Baleares y Cantabria donde ha logrado superar en votos al PSOE, donde AP tiene una mayor implantación de base es en la Comunidad Valenciana, en Alicante y Valencia, con 9.000 y 8.300 cotizantes, respectivamente, y menor en el País Vasco. Guipúzcoa aparece siempre como la oveja negra en los diagramas de AP: 200 militantes, ni un solo concejal o parlamentario y apenas 11.159 votos en los últimos comicios, frente a los 121.126 del Partido Nacionalista Vasco.
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