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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El crimen de Tarragona

EL CUERPO sin vida de María Teresa Mestre, desaparecida misteriosamente de su domicilio el pasado 9 de enero, fue encontrado ayer en un vertedero cercano a la carretera que une Reus con Cambrils. Las mutilaciones del cadáver, dan fundamento para suponer que los criminales, cuya, crueldad llegó hasta el brutal descuartizamiento de la víctima, no eran unos simples secuestradores a quienes el impago del rescate moviera a la atroz represalia del asesinato. Porque ocurre, además, que la infortunada mujer era la esposa de un encartado en el proceso incoado contra los responsables de la adulteración y comercializ ación del aceite de colza, que produjo, en la primavera de 1981, la muerte de varios centenares de personas y lesiones a otros varios miles de hombres, mujeres y niños. Enrique Salomó, en prisión preventiva, había sido autorizado para abandonar, temporalmente la cárcel a fin de negociar el rescate con los extorsionadores.Los aficionados a la novela negra tenderán irresistiblemente a imaginar hipótesis que no descarten por completo las relaciones causales entre el brutal crimen perpetrado en Tarragona y los turbios negocios que llevaron a comercializar para usos culinarios domésticos unos aceites industriales tóxicos. A la policía y al juez instructor del sumario corresponderá la tarea de disipar las eventuales sospechas nacidas de esas calenturientas mentes y de mostrar que los crímenes en la vida real suelen tener motivaciones muy distintas de las que descubren los detectives privados en los relatos policiales. Pero renunciando incluso a emular a Dashiell, Hammett o a Raymond Chandler a la hora de formular complicadas conjeturas, cabe hacer algunas observaciones que, sin forzar los paralelismos entre ambos órdenes de sucesos, den cabida a las perplejidades e inquietudes de muchos ciudadanos.

La lentitud de los procedimientos sumariales, la escasez de medios puestos a disposición de la Administración de la justicia, las imprecisas fronteras que separan a la policía judicial del resto de los cuerpos de seguridad y la lejanía con la que el ministerio fiscal dirige las investigaciones son otros tantos, factores que explican, pero no disculpan, el pudrimiento de causas delictivas célebres cuya vista oral ante los tribunales se retrasa indefinidamente. El envenenamiento masivo producido por los aceites adulterados es responsable oficialmente, hasta la fecha, del fallecimiento de 348 personas y de daños irreparables o difícilmente curables en un, apreciable porcentaje de los. 20.000 afectados por su consumo. Mientras permanecieron en la oposición, los parlamentarios socialistas reprocharon al Gobierno centrista la lentitud de sus reacciones, la torpeza de su política informativa, los retrasos de la Admiinistración en la investigación de las causas reales del envenenamiento, la ausencia de una planificación rigurosa en la búsqueda.y aislamiento del agente tóxico y la escasa solidaridad mostrada con los perjudicados. Una vez en el poder, el Gobierno del PSOE no sólo está obligado a cumplir con sus compromisos sanitarios y de rehabilitación para con las víctimas de los aceites tóxicos. También le, incumbe el deber de poner a disposición del ministerio público los medios de investigación necesarios para que, finalmente, los tribunales estén en condiciones de esclarecer las responsabilidades de los inculpados. Mientras no se haga la luz eneste oscuro asunto, los lectores de novelas policíacas se seguirán considerando moíalmente autorizados para establecer hipotéticos nexos entre el horrible asesinato de María Teresa Mestre y el sórdido mundo de quienes traficaron fríamente con la muerte y el dolor de los modestos consumidores de aceites desnaturaliza dos para conseguir mayores beneficios en su cuenta de resultados.

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