Hambre y miseria contra Hassan II
El hambre y la miseria se han revuelto contra el régimen dictatorial de Hassan II. Así como hay democracias coronadas, también existen tiranías con corona. Los sangrientos disturbios ocurridos en Marruecos puede que tengan como causa inmediata los incrementos anunciados en productos alimenticios básicos y el alza en diferentes tasas académicas, pero sería ingenuo no apuntar a la auténtica motivación latente que conlleva el vivir en una situación de penuria tercermundista. (... )Si a todo esto le añadimos el síndrome de Túnez, en donde una protesta con similar tinte de tragedia acabó en victoria popular al ser retirada la aprobación de la subida del precio del pan, entenderemos mejor la eclosión reivindicativa surgida en numerosas ciudades de Marruecos.
Pero Hassan Il no es Burguiba, evidentemente. El rey alauí es uno de esos políticos feroces que sólo tienen clara la idea de aplastar al disidente para que la parcela de. poder siga en sus manos. En más de 20 años ocupando el trono, Hassan ha recurrido a todo tipo de artimañas, maniobras de dispersión o simplemente a los más sangrientos métodos de represión (un helicóptero contra manifestantes adolescentes como el jueves en Nador o la matanza de Casablanca en 1981) para seguir imponiendo su ley.
Hassan despidió el año 1983 prometiendo apoyo a los humildes, y nada más comenzar 1984 ha incumplido su promesa. Hassan alentó a la oposición socialista a que participara en el Gobierno a fin de reconstruir el país. Los socialistas se lo creyeron, y, a estas horas, gran parte de su credibilidad debe haberse hecho añicos. Hassan, en definitiva, lleva muchos años sembrando vientos de hambre y es lógico que recoja estas tempestades.
22 de enero
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.