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Cientos de madrileños acudieron ayer a la bendición de animales del día de San Antón

Cientos de madrileños acudieron ayer a la popular iglesia de San Antón, en la calle de Hortaleza, para que sus animales domésticos fueran bendecidos y, de paso, comprar los famosos panecillos de san Antón, que aseguran la buena salud a quienes los comen, siguiendo así una tradición que se remonta a finales del siglo XVIII.Santos Familiar, religioso de la orden de San José de Calasanz, encargado de impartir la bendición a los animales -perros y gatos, sobre todo- que eran llevados por sus amos, manifestó su deseo de que el Ayuntamiento de Madrid ayude a dignificar en años sucesivos la romería o cabalgata de San Antón. Expresó también su esperanza de que Tierno Galván, a quien definió como una persona preocupada por recuperar las tradiciones populares madrileñas, acceda a esa petición.

Santos Familiar comenzó a impartir la bendición eclesiástica a todo tipo de animales en 1929, y siguió haciéndolo hasta 15134, en que fue destinado por su orden fuera de España. Volvió en 1971 y reanudó su entrañable tarea sin interrupción hasta hoy. Recuerda con nostalgia el boato y la participación popular de las cabalgatas de San Antón de los años veinte, cuando toda la calle de Hortaleza estaba abarrotada por miles de personas, del pueblo llano o de la nobleza -la infanta Isabel, conocida popularmente como la Chata, era una de las asiduas-, en una romería de especial colorido.

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