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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Réplica sobre AIcalá 20

Sin duda a mi gabacho contradictor no le gusta el bravo toro hispánico que embiste erguido contra lo que no funciona bien. Y entre lo mucho que no funciona en España es la justicia, como lo proclaman desde hace tiempo las Memorias de la Fiscalía del Tribunal Supremo y del Consejo Superior del Poder Judicial.Si examinamos sólo el contingente de asuntos que lleva cada juzgado se aprecia que en Madrid, población de más de cuatro millones de habitantes, existe un solo juzgado de: guardia que atiende 700 incidencias durante las 24 horas de servicio; que también en Madrid, y en las grandes capitales, cada juzgado tramita más de 5.000 diligencias enales y dicta más de 400 sentencias civiles, aparte de otras muchas resoluciones, lo que resulta hurnanamente imposible y desde luego inconciliable con la idea de ininediación y con la serena meditación que reclama la justicia.

Esos mismos defectos se han manifestado en las primeras actuaciones del proceso incoado por el doloroso accidente de la discoteca Alcalá 20, en el que el juez instructor, sin más auxilio que el de muy pocos funcionarios, se ha visto desbordado por la magnitud del asunto, no pudiendo atender simultáneamente con el cuidado exigido a la penosa labor de rescate de las víctimas de entre los escombros; a facilitar a sus familiares los documentos necesarios para su enterramiento; a la investigación de las causas del siniestro; al interrogatorio de los acusados y testigos, petición de informes y toda clase de diligencias, resolviendo con acierto sobre todo ello en 72 horas de trabajo continuado.

Por eso, aun cuando merezca encomio la infatigable labor del juez, no puede afirmarse, como hace la injuriosa carta a la que replico, que sea un proceso ejemplar aquel en el que no se pudieron atender las reclamaciones de los que permanecieron durante horas a la puerta del juzgado pidiendo información de las víctimas o documentos para enterrarlas; en el que se descubrieron dos cadáveres varios días después de ocurrido el incendio, etcétera.

El dolor de los familiares de los siniestrados, del que participamos todos, no se alivia con el salvaje revanchismo que anima la carta de J. Manuel Cardona (véase EL PAIS del 2 de enero de 1984), a la que contesto, sino como única posible compensación, por la vía resarcitoria, en cuyo sentido se orientarían mejor las gestiones que vienen realizando los interesados y sus abogados si aquéllos gozaran de libertad y el proceso estuviera dirigido contra el loco pirómano o el estulto imprudente, en lo que por lo visto no se le ha ocurrido pensar al contradictor del otro lado de los Pirineos. /

es uno de los abogados de los empresarios de la discoteca Alcalá 20. .

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