Las elecciones en Dinamarca
En un país donde la inestabilidad parlamentaria y gubernamental es crónica nadie esperaba que de las elecciones del 10 de enero saliese una mayoría estable. El milagro no se ha producido.Pese al éxito de su partido conservador, debido en parte a su popularidad personal, el jefe del Gobierno, Poul Schlüter, ha vuelto al punto de partida. La coalición de centro-derecha -el trébol de cuatro hojas-, compuesta por conservadores, liberales, crístianopopulares y centro democrático, ha aumentado con 11 escaños su representación parlamentaria, pero con 76 diputados de 179 queda lejos de la mayoría absoluta.
Como la izquierda no dispone de una mayoría y los socialdemócratas de Anker Júrgénsen han admitido su derrota, no le queda otra opción a Schlüter que buscar el apoyo de los pequeños partidos. ( ... ) Si Schlüter señala con razón que los electores le han manifestado su confianza, en el Parlamento se decidirá su futuro. Pese a que formalmente están en la oposición, los radicales votarán el presupuesto, pero este apoyo no será suficiente. ( ... ) Es el Partido del Progreso, del abogado, en prisión, Glistrup, partido anti todo: anti impuestos, anti Estado, anti asistencia social, el que puede ser el árbitro, pese a la severa derrota que le infligieron los electores. ( ... ) Schlüter, que no estaba dispuesto a recortar los gastos sociales heredados de la socialdemocracia, ¿negociará con un partido que juzgaba hasta hace poco como impresentable? ( ... ) Lo que estaba en juego era la política de austeridad iniciada en septiembre de 1982, con sus resultados positivos sobre el índice de inflación, la deuda exterior, las exportaciones, pero negativos para el paro, el nivel de vida. ( ... ) Los campeones de una estrategia valiente y rigurosa han tenido el favor de los electores. Esta lección no vale solamente para Dinamarca.
12 de enero
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