El conservador Schlüter se sigue enfrentando a serias difdicultades tras las elecciones en Dinamarca
Los resultados definitivos de las elecciones parlamentarias danesas muestran que la relación de fuerzas del panorama político no ha variado suficientemente como para provocar un cambio respecto a la situación anterior. La incertidumbre sigue siendo nota dominante en el cuadro político.
Dentro del bloque burgués que forma el Gobierno de coalición de cuatro partidos, el conservador surge como el gran triunfador al aumentar el número de sus escaños en 16, hasta un total de 42. Buena parte de ese incremento ha sido a costa del Partido Centro Democrático, un desprendimiento de la socialdemocracia en 1973, que perdió siete de 15 escaños, y del Partido del Progreso, que sufrió una aplastante derrota.Contrariamente a las previsiones de las encuestas, los otros dos partidos de la coalición gubernamental, el Liberal (Venstre) y el Popular Cristiano, mantuvieron posiciones con un escaño más cada uno, 21 y 5 respectivamente. En total, el actual bloque de Gobierno ha obtenido 76 escaños, frente a los 65 con que contaba. Por parte socialista, el Partido Socialdemócrata, aun habiendo perdido dos escaños, menos de lo esperado, mantiene su condición de partido mayoritario, con 57. El Partido Popular Socialista y el Partido Izquierda Socialista mantienen idénticas posiciones, con 21 y 5 escaños, respectivamente. En total, el bloque socialista contará con 85 escaños.Los otros dos partidos con representación parlamentaria, el del Progreso y el Radical, han tenido distinta suerte. Mientras el primero ha sufrido una verdadera derrota, perdiendo 10 escaños de los 16 que tenía, el segundo pasa de 9 a 10.
Números aparte, la situación muestra otras facetas. Los conservadores esperaban doblar el número de escaños, expectativa que no se cumplió. Poul Schlüter se encontrará frente a las mismas dificultades de hace un mes, cuando el Parlamento rechazó su proyecto de presupuesto, lo que determinó la convocatoria anticipada de elecciones. Deberá necesariamente negociar para resolver el primero y más importante problema que se le presenta, es decir, la aprobación del presupuesto. Sus primeras declaraciones, al término del escrutinio, han sido ambiguas. Por un lado, ha anunciado que no buscará alianzas fuera de los partidos del bloque burgués, y, por otro, ha dicho que siempre contará con el partido mayoritario, el Socialdemócrata, para buscar soluciones a los grandes problemas nacionales. El ahora disminuido Partido del Progreso ya ha anunciado no estar dispuesto a votar en favor del presupuesto. Y no es probable que el Partido Radical se avenga a votar la política económica del Gobierno.
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