El equilibrio ético
Si Vinader no existiera habría que inventarlo. Gracias a la existencia del caso Vinader el Gobierno puede meterle mano a Ruiz-Mateos, a Felipe Solís Ruiz y a los cuatro generales que se han alzado, sin que nadie pueda acusarle de partidismo o de sectarismo ético y sentimental de izquierda. Podría argüirse que para cumplir su fin equilibrador sería mejor que Vinader estuviera en una cárcel, española naturalmente; pero obsérvese la sabiduría equilibradora que para compensar la fuga de Vinader también mantiene en orden de busca y captura a Ruiz-Mateos.Imaginemos que Vinader vuelve y se deja encarcelar por el señor Ledesma, a la espera de que el señor González propicie un plan de indulto equilibrado. Ese retorno sería contraproducente si no volviera también Ruiz-Mateos y se sometiera a la ratio equilibradora. Supongamos que, por patriotismo, Ruiz-Mateos secunda el sacrificio de Vinader y antes de que acabe esta legislatura el financiero y el periodista canalla son indultados. "Muy bonito, hombre, muy bonito", exclamanan quejosamente los otros condenados célebres de la democracia y toda la judicatura que los ha condenado. Una de dos, o se les indulta a todos o se introduce un factor de desestabilización más peligroso que el aborto, la LODE y el aeropuerto de Barajas juntos.
Pero si se indulta a todos los condenados a los dos días, como quien dice, de serlo, ¿para qué ha servido todo el procedimiento judicial cumplido? Ha de haber un motivo importante para el indulto, y no sería de extrañar que la razón fundamental de la atlantización de España fuera la posibilidad de que así, en caso de guerra mundial y de probable semidestrucción de España, con motivo del armisticio se concediera un indulto y por fin pudiera volver Vinader a casa. Pero no se puede perseguir un mal mayor para conseguir un bien menor, decían los éticos antiguos, por lo que hay que aconsejar a Vinader que no vuelva y contribuya así al más radical de los equilibrios éticos. Nos está salvando, de momento, de los peligros de una tercera guerra mundial. De hecho, la filosofía de la disuasión mutua condiciona toda nuestra capacidad de amar y morir, de uno en uno, de dos en dos, de 3.000 millones en 3.000 millones. Vinader es una pieza clave en el equilibro del terror ético.
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