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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El exiliado Suso Vaamonde

En el caso del periodista Vinader se ha venido señalando a éste como el primer exiliado de la democracia, de la nueva (¿nueva?) situación española. A mi juicio, a quien corresponde tan triste prioridad es al cantante gallego Suso Vaamonde, que va a iniciar ya su cuarto año de exilio. Su expatriación, como en el caso de Vinader, ha sido debida a un proceso por delito de opinión, procesamiento tan birutal como los que tenían lugar en pleno auge de la dictadura. La actuación de Suso Vaamonde en una fiesta ecologista celebrada en los jardines de Pontevedra fue motivo de escándalo para un militar ultrapatriótico que pasaba por allí de paisano, bien acompañado, quien, tras interrumpir la actuación increpando a voces al cantante y a los asistentes, interpuso una denuncia muy bien acogida en el juzgado de guardia. La Audiencia Provincial de Pontevedra no sólo sometió a proceso al cantante, sino que, no parándose en barras a la hora de defender la patria, condenó a Suso Vaamonde a ¡ 12 años y un día! Increíble, pero cierto; bochornosamente cierto. El Tribunal Supremo, adonde se recurrió, naturalmente, en demanda de anulación, se permitió a lo sumo considerar algo excesiva la sentencia, por lo que, con gran generosidad, la redujo a la mitad; seis años y un día. Y en eso estamos.No voy a apelar a los hombres de buena voluntad en estas fechas tan propicias, porque no creo en la buena voluntad de los hombres, que están consintiendo que se den estas aberraciones. Sí creo, en cambio, en la mala fe de quienes al amparo de la legislación vigente" toman resoluciones y dictan sentencias que, por muy legales que sean según la letra, constituyen enormes injusticias y evidencian un inmenso desprecio al prójimo, al sujeto pasivo de la llamada Administración de justicia.

A todo esto, el hecho que motiva la sentencia contra Suso Vaamonde -el supuesto delito- hay que buscarlo en una canción a cuyo estribillo daba entrada el cantante: "Se España é a miña nai..." (si España es mi madre ... ) y completaba, con buen humor, el público presente, conocedor previo de la estrofa entera. El verso final, espanto de almas hipócritas, está resultando desgraciadamente acertado para el cantante exiliado, a cuya copla los hechos dieron -están dando- la razón./

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