La sesión del Soviet Supremo, de la URSS concluye con un breve y poco relevante pronunciamiento sobre la situación internacional
Añadiendo más intriga a la prolongada y misteriosa ausencia del líder de la Unión Soviética, Yuri Andropov, la reunión ordinaria del Soviet Supremo (Parlamento), clausurada ayer en Moscú, sólo dio lugar a un breve y poco relevante pronunciamiento sobre la situación internacional.
La única referencia a temas internacionales fue una resolución presentada por Boris Ponomarev que no aportó nada nuevo a los últimos discursos del secretario general del PCUS.La resolución, aprobada por unanimidad como es habitual en el Soviet Supremo, acusa a Occidente de intentar imponer su superioridad militar y apoya las medidas de respuesta anunciadas anteriormente por Andropov. El texto leído por Ponomarev ha sido considerado como sorprendentem enteblando por fuentes diplomáticas occidentales que no se explican por qué los dirigentes soviéticos han perdido esta oportunidad de atacar la política occidental sobre los euromisiles.
El pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) -mantenido el lunes y el martes- excluyó también cualquier exposición sobre la política externa de la URSS.
Es de rigor que los dirigentes del Kremlin dediquen a estos temas una parte de sus intervenciones. Al no ser así esta vez, los rumores empiezan a apuntar hacia que Moscú es víctima ahora de disensiones internas sobre la fórmula con la que contrarrestar la política de la Casa Blanca.
Falta a cuatro citas
Andropov ha faltado a cuatro citas importantes en los últimos dos meses: no estuvo en la ceremonia conmemorativa de la revolución bolchevique ni presidió tampoco el desfile militar con el que se conmemora cada año esta fecha. Además, no asistió al último pleno del Comité Central ni estuvo en el lugar que le correspondía como presidente que es del Presidium durante el pleno del Soviet Supremo.Su silla ha estado vacía estos dos días en la sala del unánime Parlamento de la URSS. El hecho de que un segundón -el miembro suplente del Politburó, Boris Ponomarev-, fuese el encargado de leer ayer la resolución final del Soviet Supremo sobre la política exterior, que estaba nominalmente firmada por el ausente Andropov, ha sido interpretada por diplomáticos occidentales como una demostración de que el Kremlin ha decidido tomarse tiempo, en ausencia de líder, antes de pronunciarse con mayor firmeza y claridad sobre el diálogo con Occidente.
El jefe del Estado soviético dirigió también un breve mensaje a los parlamentarios en el que les deseaba "salud y felicidad" para el nuevo año. Por lo demás, nadie dio ni pidió ninguna explicación a esta insólita situación que comienza ya a ser regla.
En este momento tan grave para la diplomacia soviética -con los euromisiles comenzando a ocupar sus silos y una OTAN más cohesionada que nunca-, el Kremlin guarda silencio sobre su política exterior.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.