Solsticio de Brossa
No sé quién es usted, señor Brossa, pero quisiera matizarle su artículo del domingo, Solsticio de inviemo, sin más.
Soy creyente y sacerdote. El artículo es muy complejo; el título, sólo una excusa. Se nos debería avisar desde el título para aguzar nuestra ingenuidad y nuestros resortes críticos. Si no, es fácil tragar, porque, en definitiva, estaba bien escrito. Dice muchas cosas que llevan un porcentaje de verdad, pero las dice con complejo de seguridad, y eso, cuando dejamos aflorar nuestras cosmovisiones como verdades y no como verosimilitudes; usted sabe que es peligroso; apunta algunas inexactitudes y las expresa sin complejo, y eso es peor.
Lógicamente, es una opinión y pienso que tenemos que ser acogedores de todo. Nos enriquece y alerta nuestras seguridades. Lo que veo difícil es meterse en creencias, sobre todo cuando uno está fuera. Hacer una arqueología mitológica de religiones comparadas en un artículo de periódico me parece mucho atrevimiento.
Por otra parte, siempre es jugoso valorar con prejuicios la incidencia social. del cristianismo y sus pobres y comilones representantes. Es un buen filón. Da para todo, pero sobre todo para sus pecados. Los sabemos, y por eso los creyentes con frecuencia tenemos que pedir y pedirnos perdón. Pienso que es signo de grandeza, pues nunca nos deja estar tranquilos. Y tenga la seguridad, señor Brossa, que la misma historia se encargará de ser juez y eliminar todo lo superfluo y errado que hacemos los cristianos. Por eso no se extrañe de nuestras rectificaciones tardías. Tenga paciencia. Nada más. Por de pronto, nos vamos a permitir que usted espere y celebre el solsticio de invierno, y nosotros, el nacimiento de Jesús salvador. Lo terrible sería no esperar y celebrar nada.
Y que nos quede claro a los dos que coincidencia y divergencia no componen siempre una alternativa clara. /
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