Cambio en Argelia
EN LOS países con partido único, los congresos de éste suelen ser pura ceremonia y ritual: se aplaude y reelige al jefe y éste sigue gobernando más o menos como antes. Pero todo indica que en el caso del V Congreso del FLN, que acaba de celebrarse en Argel,, se ha tratado fundamentalmente de otra cosa. Aunque haya habido, por supuesto, sus raciones de aplausos y reelección.El FLN (Frente de Liberación Nacional) nació en el curso de la guerra popular contra el colonialismo francés, como suma y ensamblaje de diversos partidos y grupos, con doctrinas e ideologías diferentes; esa pluralidad en el origen sigue teniendo, hasta hoy, sus repercusiones dentro de una estructura unitaria. En su III Congreso, en 1964 (el primero reunido después de la independencia), adoptó una opción neta contra la pluralidad de partidos y en pro de una orientación socialista. Pero al año siguiente Bumedian dio un golpe militar y se adueñó del poder; el FLN, sin desaparecer, perdió protagonismo y se convirtió en algo más bien decorativo. El partido empezó a renacer en los años 1976-79. Bumedian murió durante la preparación del IV Congreso, que se celebró en 1979, y eligió a Chadli Benyedid para sustituirle, pero éste no estuvo en condiciones de constituir un nuevo equipo ni de definir una nueva línea. De ahí que Chadli haya gobernado modificando medidas y orientaciones de su predecesor, pero sin una ruptura política clara, apoyándose en parte del equipo anterior y, de hecho, en unas condiciones de transición. El V Congreso pone fin a ésta y abre de verdad una nueva etapa.
Es propio del sistema de partido único el dificultar extraordinariamente la percepción de las características de una nueva política. Cada matiz adquiere valores insospechados, en cambio, en un sistema pluralista. Quizá una forma de comprender lo nuevo del V Congreso del FLN sea comparar la consigna del IV Congreso, Por una vida mejor, con la que ha presidido el congreso que acaba de concluir sus trabajos: Trabajo y rigor para asegurar el porvenir. Los juicios a los que han sido sometidos, en fechas recientes, antiguos ministros de Bumedian no indican sólo una voluntad de acabar con zonas de corrupción o desbarajuste, sino que han servido para anunciar una política económica más austera y rigurosa, el fin de las ilusiones en la superindustrialízación, una atención mayor a la agricultura y, en consecuencia, un esfuerzo por satisfacer mejor las necesidades más perentorias de la población. El FLN se ha asentado sobre una legitimidad derivada de los sacrificios y heroísmos de la lucha anticolonialista, pero ese manantial se agota. Necesita cada vez más otra legitimidad, basada en su capacidad de hacer frente a los problemas de hoy. Un hecho esencial es que la mayoría de la población argelina tiene menos de 20 años y no ha vivido la guerra contra los franceses. De esa nueva sociedad dimana una fuerte demanda de democracia y participación. En el V Congreso se ha hablado de democracia responsable. Adjetivar la democracia no suele ser muy buena señal, y es dudoso que el sistema de partido único, aunque se flexibilice, logre asumir los nuevos dinamismos que el desarrollo engendra. En todo caso, la actual prioridad es a todas luces económica. El presidente Chadli prepara un nuevo plan quinquenal (el vigente termina en 1984), en el que plasmará las nuevas directrices de su política.
En política exterior no son previsibles cambios: la cooperación con Europa occidental ha sido confirmada por el congreso, pero con una crítica neta y significativa a la acción de Francia en Líbano, con los bombardeos en la región de la Bekaa. En un punto esencial Chadli no ha logrado progresos: a pesar de sus entrevistas con Hassan II, las relaciones con Marruecos no mejoran sustancialmente. Por lo demás, quizá el dato más interesante en política exterior sea la no reelección para el comité central del FLN del coronel Sliman Hoffman, que ha sido durante muchos años responsable de las relaciones exteriores del FLN, cargo decisivo, pues daba la sensación de que sus opiniones pesaban más que las del propio ministro del ramo. Su orientación y sus métodos (que muchas veces se asemejaban más a operaciones propias de servicios de información, como en el caso del MPAIAC) no eran una contribución a las relaciones de Argelia con Europa. Esa no reelección puede ser incluso positiva para las relaciones con España. En la actual etapa de máxima complejidad de los problemas del mundo árabe, Argelia es, sin duda, uno de los principales factores de racionalidad y mesura. Es uno de los vecinos con los que España necesita reforzar sus relaciones; las dificultades con el contrato del gas no son razón suficiente para que dichas relaciones sigan en una cota baja.
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