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El cine en la pequeña pantalla

El otro Bogart

Llamad a cualquier puerta es la tercera película de Nicholas Ray. Comenzó este gran cineasta, procedente del teatro, a hacer cine en 1949, y realizó tres filmes durante ese mismo año. Éste que hoy emite TVE es el tercero de ellos.Puede parecer raro que, por tratarse de un filme primerizo, Llamad a cualquier puerta ofrezca al espectador sensación de maestría y solidez.

Llamad a cualquier puerta es un filme muy bien interpretado -es más, interpretado de manera distinta, con marcadas peculiaridades en las conductas de los personajes-, en el que cada tipo está cuidado al máximo, moneda corriente en el cine de Nicholas Ray, que no desaprovechaba ni un fotograma a la hora de extraer del actor su quintaesencia y la del personaje.

El triángulo -defensor, fiscal y acusado- formado por Humphrey Bogart, George McReady y John Derek es un notable ejemplo de creación rigurosa de personajes-enigmas en estado de evolución de extraordinaria tuerza y precisión. John Derek jamás volvería a actuar como lo hizo bajo las instrucciones de Ray en esta primera salida a la pantalla del actor. McReady -el cínico y frío marido de Gilda- fue un actor limitado; pero, cuando se encontraba dentro del ámbito de esos sus límites, de eficacia incomparable. Aquí hace una enérgica y durísima interpretación, afilada e intensa, en la línea más propicia a este actor, que era de los llamados de carácter, y ciertamente lo demuestra.

Por su parte, Humphrey Bogart, después de pasarse una década haciendo de villano y otra creando el Bogie que le hizo legendario, en LLamad a cualquier puerta crea un personaje de origen oscuro, aparentemente de una pieza, pero en realidad abierto a sutiles mutaciones de orden ético, que manifiestamente se sale de su tipo, pero que no sólo no escapa de él, sino que permite al actor profundizar en su parcela creativa más intransferible y profunda.

Era Bogart mucho más dúctil y con más registros de lo que deja ver su mitología, que ha encumbrado algunos de los aspectos más superficiales de este actor, sin otorgar importancia a otros mucho más hondos. Podía Bogart -y en sus trabajos con Ray lo demostró- buscar y alcanzar el fondo de composiciones de personajes no hechos, sino por hacer, contenidos, vistos desde dentro, en escalas creativas más complejas que las de los códigos gestuales extravertidos que le hicieron famoso. En estas escalas, Bogart daba paso a su capacidad para expresar la energía interior, la intensidad emocional, el dolor y las mutaciones anímicas de sus personajes, empleando su sentido de lo indirecto, mucho más desarrollado de lo que se piensa, con sorprendente vigor.

Llamad a cualquier puerta se emite hoy a las 22.30 por la primera.

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