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Comisiones Obreras conmemoró ayer el décimo aniversario del Proceso 1.001

Las procesados del 1.001, el juicio más importante del franquismo contra el movimiento sindical, conmemoraron ayer, en situación bien distinto, el décimo aniversario del juicio y reflexionaron sobre la historia de CC OO "que hay que recordar y, algún día, escribir'. A la cita con la Prensa faltaron dos. Uno, Juan Muñiz Zapico Juanín, irremediablemente, porque un accidente de tráfico acabó con su vida hace seis años, y el otro, Francisco García Salve, el cura Paco, ocupado como ahogado en un juicio laboral que coincidió con el acto. Marcelino Camacho, que destacó la labor de los trabajadores organizados en la lucha contra el franquismo y en la consecución de la democracia, hizo un brindis por la unidad y resumió el sindicalismo de clase como una mezcla perenne de presión negociación.

Marcelino Camacho (de las Comisiones Obreras de Madrid, trabajador de Perkins), Nicolás Sartorius (de las Comisiones de Madrid, abogado y periodista), Fernando Soto (de Andalucía, trabajador de la empresa CASA), Francisco Acosta (de Andalucía, taxista), Miguel Zamora (de Aragón, empleado de Butano), Pedro Santisteban (de Vizcaya, mecánico en la Babcock Wilcox), Juan Muñiz Zapico (de Asturias, metalúrgico en la Nervión), Luis Fernández Costilla (de Valladolid, electricista), Francisco García Salve (sacerdote y entonces obrero) de la construcción) y Eduardo Saborido (de Andalucía, trabajador eventual), fueron juzgados el 20 de diciembre de 1973 por pertenecer a la coordinadora nacional de las entonces ilegales Comisiones Obreras.La coincidencia de la vista con el atentado que costó la vida al presidente Carrero Blanco aplazó el juicio, pero. no impidió que el Tribunal de Orden Público condenara, siete días después, a los diez encausados a 162 años de cárcel, repartidos desigualmente entre 12 años y un día para los mejor parados y 26 años. Pero el proceso,dijo ayer Cipriano García en la conferencia de prensa conmemorativa, "le vino gordo al franquismo. Con los compañeros en la cárcel, convocamos notoriamente a la coordinadora en Cataluña y no hubo más detenciones. El Gobierno no podía soportar otro 1.001".

La tarde de San Juan

Al mediodía del 24 de junio de 1972 se reunieron en el convento (te los Oblatos en Pozuelo (Madrid) los representantes de unas (.'omisiones Obreras clandestinas, que comenzaron a fraguarse en ~.956, de forma paralela en varios puntos de España (Vizcaya, Madrid, Asturias), pero que para una historia poco rigurosa ha quedado localizado su origen en La Camocha, quizás por el simbolismo que guarda la mina en el movimiento obrero."Estábamos con la mosca tras la oreja", recuerda Saborido, "y por eso no llevamos a la reunión, para repartirlo, el dinero recibido de los sindicatos italianos y yugoslavos". "Lo hicimos muy mal. Queríamos irnos pronto, pero nuestra manía de discutir para todo nos hizo permanecer elaborando la síntesis, la preparación de la próxima reunión y el reparto de las pelas, y así nos pasamos una hora hasta que, hacía la una de la tarde, llegó la policía".

Camacho admite que hubo filtraciones y "en el H-20 (coche policial), una vez detenido, oí como daban órdenes para desmontar el operativo de control preparado sin duda desde semanas antes" * Recordaron entre todos como los catalanes se salvaron, "como siempre", por llegar tarde. "Cuando llegó la policía, sólo nos dio tiempo a intentar urdir una coartada y a tragarnos las agendas". Mientras los cacheaban en la cárcel debatieron el nombre publicitario del proceso y se quedaron con el del número de la causa porque "era capicúa y demostraba que en aquel año judicial el TOP ya había incoado otros 1.000 procesos".

El ecuador del miedo

En el juicio, señaló Santisteban, una vez conocida la muerte de Carrero, "Llegamos a superar el ecuador del miedo a que nos convirtieran en rehenes de una dictadura por el asesinato del presidente". Costilla coincidía en que "nuestros familiares, que fueron amenazados con pistolas en la sala, estaban aún más a la intemperie". La muerte de Carrero les perjudicó en aquel momento, según Camacho, porque abortó las movilizaciones preparadas. Recuerdan aquella noche en Carabanchel, con la amenaza de que grupos fascistas acudirían a lincharlos, y la actitud serena de la Policía Nacional, que montó guardia con sus metralletas ante las celdas. "Marcelino, para aliviar la tensión, se puso a imitar el discurso que haría Franco, y lo hacía bien", según Saborido. "No decía que no nos riéramos, que se iba a notar nuestro nerviosismo Estábamos acojonados".Hablaron también de las consignas emanadas desde la sexta y la tercera galerías, de las comunicaciones con el exterior ("nos pasaron una cámara y rollos, e hicimos una película que se proyectó aquellos años por Europa) y de los sermones paternalistas que Marcelino les echaba cuando recibieron un paquete que contenía una baraja de mujeres desnudas. "Eran una panda de golfos, siempre pensando en cosas eróticas", apuntó Camacho. "Es que la represión política se podía aguantar, pero encima la sexual, era demasiado".

Camacho hizo un balance del sindicato de hoy, "fruto de una lucha para evitar que la dictadura se sucediera a sí misma", la cual descargó en CC OO lo mayor de su represión (el 95% de los detenidos por razones laboral-sindicales), y resumió el proceso de consolidación de CC OO, basada en el pluralismo y no exenta de tensiones internas. Ahora somos, dijo, un sindicato en pleno crecimiento.

La mañana se inició con una ejecutiva confederal ampliada a los del proceso, "en la que hemos hablado de unidad y de la historia de CC OO", señaló Camacho. Por la tarde, celebraron el aniversario con un cocktail en un hotel de Madrid, al que acudieron representantes de UGT y de otros sindicatos nacionales y extranjeros, y en el que estuvo presente García Salve.

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