Felipe González viaja hoy a París para celebrar su primer encuentro privado con Mitterrand desde la victoria del PSOE

Es previsible que el hasta ahora insuperable problema de la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, (CEE) sea el tema central de la inesperada entrevista que a última hora del día de hoy celebrarán en París el presidente del Gobierno español, Felipe González, y el presidente de la República Francesa, François Mitterrand. El encuentro tiene caracter privado, pero González se desplaza con el único objeto de dialogar con el jefe del Estado francés, y esto solo ya aumenta la importancia de un encuentro que se hacía esperar y en el que cabe pensar que se abordarán los contenciosos que dificultan el desarrollo normal de las relaciones París-Madrid. González y Mitterrand no se han visto nunca mano a mano desde que el PSOE accedió al Gobierno.

A la Prensa española acreditada en Francia le informó ayer de la noticia el embajador de España en París, Joan Reventós. Como el viaje del presidente del Gobierno es privado, no se adelantaron más noticias de fondo sobré la significación de la estancia de González, que llegará a primeras horas de la tarde de hoy, en avión oficial, y regresará el miércoles por la mañana a Madrid. Con Mitterrand se entrevistará, en el palacio del Eliseo alrededor de las seis de la tarde.A González le acompañan José Antonio Yáilez, consejero presi dencial para asuntos internacionales, y el portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos. Parece ser que el pasado domingo, telefónicamente, se concertó el viaje relámpago del presidente español. Y algunas fuentes creen saber que el canciller de la República Federal Alemana, Helmut Khol, ha ejercido de intermediario.

Esta visita de ahora no es oficial, pero que el desplazamiento no tenga más objeto que el del diálogo entre los dos hombres de Estado ya resalta la importancia encuentro que se ha retrasado, en primer lugar, a causa de los sobresaltos, agresivos y hasta furibundos, que caracterizan los lazos Madrid-París.

Cabe preguntarse el porqué de esta cita repentina. Es de suponer que los temas claves de las relaciones bilaterales, y las circunstancias que, en el Presente y en un futuro inmediato, van a revalorizar esos problemas, hayan decidido un encuentro mantenido en secreto, quizá, para que el efecto de la sorpresa opere, de entrada ya, positivamente en la opinión.

Un ministro amigo de España

Antes de nada, conviene anotar un hecho que se ha producido 24 horas antes del anuncio de la visita del presidente español, y que tiene mucho que ver con la adhesión española a la CEE: se trata del nombramiento de Roland Dumas como ministro del Gobierno francés para los Asuntos Europeos. Nadie había pensado aquí en la posibilidad de esa promoción. A Dumas, abogado de renombre, se le predestinaba, en su día, para la cartera de Justicia.

Anótese igualmente que Dumas es íntimo amigo de Mitterrand desde siempre y que este último le ha encomendado continuamente la solución o la mediación en asuntos delicados e importantes.

El nuevo ministro, abogado como Mitterrand, y también diputado, es, por otra parte, un amigo de España al que ya se le ha concedido la medalla de Isabel la Católica. Él fue el abogado y amigo de Pablo Picasso, el pintor malagueño. En colaboración con el entonces embajador de España, Rafael Quintanilla, fallecido recientemente de infarto, contribuyó poderosamente a la llegada a Madrid del cuadro Guernica, de Picasso. Dumas era el depositario de las cartas que el pintor le había dirigido indicando cuál debía ser el destino último de su célebre pintura.

A todo lo anterior, referente a Dumas, hay que añadir que Francia, el día 1 de enero de 1984, toma las riendas de la Comunidad, por corresponderle la dirección semestral que los diez ejercen por turno. Éstas son las circunstancias principales que enmarcan la visita de González a Mitterrand, y que es de pensar que pudieran tener algo que ver con los temas que constituirán el meollo de sus conversaciones.

El fracaso de la reciente cumbre de Atenas ya se sabe que ha dramatizado el futuro de la CEE. Y, en este momento, Francia será la responsable de la dirección. Todo indica que Mitterrand está dispuesto a probarle a Europa, y al mundo si es necesario, que él es capaz de encarrilar de nuevo la construcción europea. Por ello ha nombrado ministro europeo a un amigo fiel, que, en última instancia, hará lo que le dicte su dueño.

Sobre este punto, ayer, en el Ministerio de Relaciones Exteriores francés, los silencios más que las declaraciones hablaban con bastante claridad. A una pregunta de este periódico, uno de los portavoces del ministerio respondió: "No podemos decir nada sobre la significación de este nombramiento, porque aún no se conocen las atribuciones que va a tener Dumas". Hasta la fecha, su antecesor era, sólo secretario de Estado.

En cualquier caso, parece cierto que Mitterrand ha tomado en sus manos el futuro inmediato de Europa y que, en este momento precisamente, va a hablar con el presidente español. Sería dramático imaginar que los resultados de esta conversación no fueran espectaculares en algún sentido. El embajador en Francia, Joan Reventós, dijo ayer que, una vez que España se encuentre en CEE, Madrid podría compartir las tesis agrícolas francesas.