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Decepción por las nuevas pérdidas bursátiles

La bolsa volvió a decepcionar a sus seguidores incondicionales, o al menos a aquellos que habían confiado en las posibilidades de recuperación del mercado en las reuniones de ayer. La demanda continuó huida, mientras que un discreto volumen de oferta se constituía en argumento suficiente para forzar nuevas bajas en la mayor parte de los valores que se contrataron. Ni tan siquiera el inicio de la ampliación de capital de Eléctricas Reunidas de Zaragoza fue capaz de aportar los elementos de animación necesarios para elevar a la categoría de normal la actividad en los corros.Este desdoble era esperado con cierta inquietud, a la que no resultaba ajena una cierta dosis de esperanza, por cuanto la supuesta pugna entre el sector público y dos grandes empresas eléctricas privadas, como son FECSA, e Iberduero, aportaban casi todos los ingredientes exigidos por los aficionados a las emociones fuertes. Sin embargo, todas las expectativas fueron olímpicamente ignoradas, especialmente por los vendedores, y el inicio de esta operación difícilmente podría haber resultado más anodino. Los escasísimos derechos de suscripción que se negociaron lo hacían a 165 pesetas en el mercado madrileño y a 170 en la Bolsa barcelonesa, cifras muy discretamente superiores a los valores teóricos. Las acciones replicaban en el mismo sentido, ofreciendo descuentos que se correspondían casi matemáticamente con los preestablecidos. La única novedad fue la cantidad de curiosos que posteriormente accedieron a la categoría de decepcionados, que se acercaron por este corro para presenciar lo que prometía constituir uno de los últimos espectáculos bursátiles del año.

Las razones de esta incapacidad de los mercados de acciones para remontar la postración que atraviesan en las últimas reuniones no quedaban demasiado claras para nadie en las reuniones de ayer. Los testimonios que se podían recoger en las salas de contratación abarcaban desde la incertidumbre generada en torno a la reunión que los presidentes de los siete grandes bancos mantuvieron ayer con el ministro de Economía y Hacienda, hasta a que las esperanzas de recuperación correspondían más al voluntarismo de algunos especialistas que a una realidad escasamente favorable para la evolución de los precios de los títulos de renta variable, que superaba ampliamente la capacidad de aquéllos.

En cualquier caso, lo cierto es que sólo los índices de los mercados de valores catalán y valenciano fueron capaces de responder a las expectativas favorables planteadas en las reuniones del pasado miércoles. La debilidad del grupo bancario, que ya comienza a adquirir caracteres congénitos; la falta de interés de los inversores por las acciones eléctricas, y las órdenes de venta centradas sobre Telefónica constituyen lastres realmente significativos.

Por otra parte, ayer se observó un nuevo avance de Altos Hornos. Algunos testimonios atribuían la sorprendente progresión de este valor a la actuación de algún mediador avispado que, contando con órdenes compradoras llegadas del exterior, se aplicó a generar un alza en los precios de estos títulos para proceder inmediatamente a las correspondientes aplicaciones. En cuanto a El Águila, ayer marcó posición papel sin operaciones al 113 %, con un, nuevo recorte, aunque desde algunas instancias se asegura que el proceso bajista puede verse frenado en los próximos días.

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