La representación de 'Eduardo II' fue interrumpida el miércoles en el María Guerrero por común acuerdo de la compañía
La compañía que está representando en el teatro nacional María Guerrero, de Madrid, La vida de Eduardo II, rey de Inglaterra, bajo dirección de Lluís Pasqual, interrumpió el pasado miércoles la actuación por considerar la compañía que el público, en una gran parte, manifestaba una actitud, cuando menos, de falta de respeto para con los actores, especialmente contra el primer actor, Alfredo Alcán.Los miércoles por la tarde, las funciones, con entrada a bajo precio -250 pesetas-, se dedican especialmente a los estudiantes. En esta ocasión la mayoría de los asistentes eran jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y los 16 años. Un sector del público siguió, al parecer, con regodeo las incidencias del drama, que trata, entre otras cosas, de los amores del rey Eduardo II con su valido Gavelston. Ruidos, burlas, eructos y otras manifestaciones externas culminaron en el grito de "¡Maricón!" que le fue lanzado a Alfredo Alcón. En ese momento se detuvo la representación.
Según Lluís Pasqual, que no estaba presente en ese momento en el María Guerrero, pero fue informado por la compañía, "el ambiente se fue caldeando y, al final, Alfredo Alcón se disparó, pero no personalmente, sino con la solidaridad de toda la compañía. Este es un problema muy complicado. Parar una función, para mí, no tiene nada que ver con que sea un teatro costeado con el dinero público, porque se hubiera podido interrumpir a causa de una fiebre de un actor, no importa el tipo del teatro que sea. Lo que sí es cierto es que la compañía no puede actuar en una obra tan difícil cuando no hay conexión con el público".
En opinión de Pasqual, el hecho de que la obra trate de un amor homosexual "excitó a los muchachos, pero nosotros no tenemos la culpa de eso. Eduardo II no habla sólo del amor entre dos personas del mismo sexo, sino de muchas cosas más; de haber estado en el primer caso yo no la hubiera dirigido. Pero no tengo la culpa de que muchos se tomen al pie de la letra todavía la última y superrealista encíclica del Papa".
Pasqual se muestra totalmente solidario con la compañía y afirma que, cuando se produjo la interrupción, una profesora subió al escenario y pidió un aplauso para los actores, y que, a continuación, un grupo de muchachos acudió a pedirles disculpas. "Quizá el problema esté en estas funciones. En el extranjero no se plantean estas funciones para estudiantes, porque los chicos tienen la costumbre de ir al teatro con sus padres". El miércoles, la representación se desarrolló normalmente, entre la buena acogida del público.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.