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La próxima semana se inicia una etapa de transición para la OTAN

Andrés Ortega

"Es importante tomar la iniciativa de nuevo", declaró una alta fuente europea en la OTAN. Hay presiones europeas para que EE UU active el diálogo con la URSS, lo cual no quiere decir que se presione firmemente por concesiones para llevar de nuevo a la URSS a la mesa de negociaciones en Ginebra. "Si un ministro se ve inclinado a hacer propuestas de este tipo, la mayoría le callaría", comentó algo brutalmente un diplomático norteamericano. La mayoría de las fuentes consultadas en la OTAN está de acuerdo: con el comienzo del despliegue, la batalla política interna en la Alianza Atlántica en torno a los euromisiles ha terminado, con la excepción de los casos de Grecia, Dinamarca, Holanda y Bélgica."Las presiones norteamericanas y alemanas han sido tan fuertes para que se mantuviera la unidad de la Alianza, que se ha pagado un precio de impopularidad", manifestó un diplomático europeo, "y ese precio ha de ser mantenido. El primero en recoger la toalla ha de ser EE UU, para volver a iniciar un diálogo general, sin excluir una reunión en la cumbre entre los dos grandes". Otras fuentes dudan, sin embargo, de que tal cumbre se pueda producir en año de elecciones presidenciales en EE UU, pues sería un regalo de Moscú a Reagan. Estados Unidos no está, sin embargo dispuesto a hacer concesiones a la URSS para hacerla volver a la mesa de las negociaciones.

La OTAN ya se siente fuerte, y quiere negociar desde esta posición, mientras cicatriza sus heridas internas. Se vuelve a hablar del binomio defensa-distensión, pero asombra la pobreza conceptual sobre la distensión en estos pasillos. Atrás han quedado los ricos tiempos de la idea de un "statu quo dinámico", de Willy Brandt, o incluso la del linkage, de Kissinger. Ante estos problemas, España sigue sin postura realmente elaborada que sobrepase la suma simpleza de los argumentos expresados hasta ahora. Una vez más Fernando Morán explicará la posición española en la OTAN. manteniendo la indeterminación, y se espera que la reserva española frente al comunicado final sea más clara y directa que en junio pasado, volviéndose a la fórmula de diciembre de 1982. Una reserva pura y simple.

Por otra parte, algo asqueada con la cuestión nuclear -que sigue, sin embargo, siendo tema central-, se empieza ahora una reconsideración de la política de la Alianza Atlántica, con especial énfasis en las armas convencionales. En efecto, reunidos en el Comité de Planes de Defensa (DPC), los titulares de esta cartera -incluido el español, Narcís Serra- comenzarán a discutir los nuevos planes de infraestructura de la OTAN para los próximos seis años, a un coste calculado en 3.600 millones de dólares. Éste es el tema central, como, entre otras cosas, muestra el nuevo panel a la entrada del área pública de la sede de la OTAN, ilustrando el gasoducto de la Alianza Atlántica que atraviesa toda Francia. Otro tema importante de estos debates será el papel de las nuevas tecnologías para la defensa del futuro y los sistemas de comunicaciones. Una novedad: dados sus problemas económicos, Bélgica y Holanda consultarán formalmente a la OTAN sobre sus respectivas políticas de defensa. Estados Unidos no disimula su enfado hacia países como el Reino Unido, que ha decidido no mantener un crecimiento de un 3% real al año en sus gastos de defensa, lo que puede dar lugar a ásperas discusiones.

Alivió ante el despliegue

Al margen se reunirá el Comité Militar, donde España estará representada por el presidente de la JUJEM, general Álvaro Lacalle Leloup. Si el orden del día de todas eSitas reuniones parece aburrido, las discusiones serán más interesantes. En efecto, si en la OTAN se respira, quizá exageradamente, un profundo alivio ante el hecho del despliegue, cunde la preocupación sobre lo que será el conjunto de las relaciones Este-Oeste en el futuro. Los ministros de Asuntos Exteriores se centrarán sobre la construcción de una avenida para la negociación con la URSS dentro de las estructuras existentes -que no han sido formalmente alteradas tras el fracaso de las negociaciones sobre los euromisiles-, ya sean las START (en Ginebra), las MBRF (en Viena) o la Conferencia sobre el Desarme en Europa, que comenzará en enero en Estocolmo y a cuya sesiónin inaugural acudirá el secretario de Estado de EE UU, George Shultz, tras las presiones europeas que así lo han pedido. En la OTAN preocupa sobremanera el estado de salud del líder soviético Yuri Andropov -que no ha sido visto en público desde el 18 de agosto- y por la prolongación del período de transición para el afianzamiento del nuevo liderazgo soviético tras la muerte de Breznev. Por ello se descarta la posibilidad de un acuerdo sobre los euromisiles, pues "es muy difícil que con un liderazgo en transición se pueda llegar a un acuerdo en el que ambas partes tengan que ceder". Se espera que se haga pública al menos parte de un informe sobre las negociaciones pasadas de Ginebra, con las propuestas y contrapropuestas.Altas fuentes diplomáticas de la OTAN piensan que en el futuro más próximo. Moscú no negociará sobre los euromísiles y jugará con el miedo selectivo, mientras resuelven los propios problemas internos. Después podría decidir fundir las negociaciones sobre los euromisiles con las START, pero ello plantea muchos problemas. Finalmente, podría proponer el añadir a la mesa de las negociaciones sobre euromisiles los países que despliegan este tipo de armas en su territorio, es decir, Italia, Reino Unido, RFA, Bélgica y Holanda, por una parte, y la República Democrática Alemana y Checoslovaquia, por otra. Pero los próximos meses estarán dominados por la incertidumbre sobre si Moscú volverá a negociar o no. En cualquier caso, EE UU considera que no ha de dar el primer paso en el ámbito exclusivo de los euromisiles en año de elecciones presidenciales para Washington. Los europeos de la OTAN pueden verse dominados por factores que les son ajenos.

La incógnita de Papandreu

Lord Carrington, cuyo nombramiento se hará el proximo viernes, tendrá un mandato a plazo fijo con cierta flexibilidad, de cuatro a seis años, pero no los 12 largos años de Joseph Luns. Tomará posesión en la primavera, disponiendo así de un respiro transitorio. España le ha dado su apoyo formal, aunque ha expresado su preocupación en razón de su nacionalidad británica, dada la cuestión de Gibraltar, pero "estaremos muy alerta sobre su actuación", declaró un alto diplomático español. Es harto probable que Morán mantenga una reunión bilateral con su homólogo británico, Geoffrey Howe, y Serra hará lo mismo con Michael Heseltine.La gran incógnita es el primer ministro y ministro de Defensa griego, Andreas Papandreu, que asistirá el miércoles al DPC. Y ha insistido en hacerlo, pese a la cumbre europea, que termina la víspera. Se teme que monte un escándalo sobre la declaración de independencia de los turcochipriotas y que vuelva a oponerse al despliegue de los euromisiles norteamericanos. Ya hace dos años logró Papandreu bloquear la publicación de un comunicado final del DPC.

El eurogrupo -los ministros de Defensa de los países europeos de la OTAN, salvo Francia e Islandia- se reunirá el lunes y el martes. Discutirá la cooperación, entrenamiento, planificación de armamentos, formación médica y logística. Y uno de los principales puntos de debate será una campaña de información destinada al público norteamericano -con una película el año próximo- mostrando la contribución europea a su propia defensa.

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