El sistema automático del 'jumbo' advirtió de la proximidad del terreno a la tripulación del avión
El sistema automático sonoro que advierte de la proximidad del suelo -denominado Ground Proximity Warning System (GPWS)- del jumbo de Avianca accidentado el pasado domingo cerca de Madrid funcionó segundos antes de que la aeronave se estrellara, según han comprobado los técnicos que han escuchado el Voice Recorder (la caja negra que graba las conversaciones y sonidos de la cabina del avión). Concretamente, en la grabación se escucha en primer lugar las palabras del GPWS "Tire", "tire", avisando el sistema al piloto de que debe ascender, y seguidamente las palabras "terreno", "terreno", que advirtieron de la proximidad del suelo, según han informado fuentes próximas a la comisión investigadora del accidente.
El sistema del avión, que funciona acoplado a un radioaltímetro, también hizo sonar una alarma de gran potencia, motivó por el que no han podido escucharse en la grabación posibles, comentarios de la tripulación. En el momento del accidente, el jumbo se encontraba a 2.257 pies de altitud (683 metros) sobre el nivel del mar -altitud de la primera loma contra la que rozó-, y desviado a la derecha del camino habitual hacia la pista, cuando la altitud que debía tener en ese momento era de 3.396 pies (1.035 metros), es decir, 312 metros sobre el nivel del suelo.Según las fuentes informantes, el avión había hecho la mayor parte de su recorrido desde París, en conexión con el controlador de Paracuellos José Andrés Alcaide, a una altitud de unos 37.000 pies (unos 11.000 metros) sobre el nivel del mar, altura a la que se encontraba el jumbo a las 12.40 horas de la madrugada del domingo. A la 01.03, al paso por el radiofaro de muy alta frecuencia conocido por la denominación Charlie Papa Lima (CPL) -previo al punto donde se debe interceptar la senda de planeo- el avión estaba a 11,6 millas náuticas (21,5 kilómetros), y a unos cuatro minutos y medio de la pista de aterrizaje. El Boeing había descendido a unos 5.600 pies (1.696 metros), por encima de la altura mínima obligada para ese punto (4.000 pies). Hasta ese momento, según opinan controladores consultados por este periódico, el descenso fue correcto, pero, a partir de ahí, el jumbo, por razones desconocidas, descendió demasiado.
De hecho, la maniobra de aproximación a la pista suele hacerse con un ángulo de inclinación del avión de 3 grados -según el sistema de aterrizaje sin visibilidad ILS (Instrument Landing System)-, mientras la inclinación que el avión debió llevar desde Charlie Papa Lima hasta el lugar del siniestro fue, al menos de dos grados más. Según los citados controladores, no era la primera vez que aviones de Avianca, "como de otras compañías", descienden demasiado rápidos para llegar cuanto antes a la pista, y para poder tocar suelo al inicio de la misma y frenar el avión tras pocos metros de rodaje. En este caso, fuentes de Aviación Civil han recordado que el avión colombiano llevaba una hora de retraso, por lo que es posible que el comandante realizara las operaciones correspondientes para, llegar pronto. El rápido-descenso final -"todo ocurrió en 15 o 20 segundos aproximadamente", según Aviación Civil- pudo deberse a una errónea maniobra del comandante, Tulio Hernández, a un posible desvanecimiento del mismo, o un fallo técnico del avión.
Para contar con el mayor número de datos posible, la comisión investigadora ha solicitado al Ministerio de Defensa la grabación de la ruta que hizo el avión sobre suelo español.
Paracuellos confirma omisión
Por otra parte, técnicos del Centro de Control de Paracuellos del Jarama confirmaron ayer que el controlador que tuvo a su cargo al jumbo en las maniobras de aproximación a Madrid hasta segundos antes de que se estrellara no advirtió de ninguna anomalía a la tripulación. "La información (ver EL PAÍS de ayer) es cierta", han dicho técnicos de Paracuellos. "Ha habido un fallo en ese sentido. Quizás porque el controlador estaba ya distendido, ya que el vuelo no presentaba ningún tipo de problemas",
El controlador que supervisó la aproximación, José Antonio Carbonell, de 42 años, "un magnífico controlador con más de diez años de experiencia", se encuentra muy afectado.
Carbonell siguió en la pantalla del radar el recorrido del jumbo, pero, según las fuentes informantes, dejó de hacerlo cuando pasó' la comunicación a la torre de control de Barajas, a pesar de que faltaban al menos tres minutos para el aterrizaje.
No obstante, las mismas fuentes informantes han asegurado que, ya cerca del aeropuerto, el control de la altitud del avión depende del comandante de la aeronave. "Además -dijeron-, los radares de Paracuellos no son buenos y, en muchos casos (en la proximidad de Torrejón, al pasar sobre algunas antenas y, sobre todo, en la zona oeste de Madrid), sepierden los aviones.
Sin embargo, el director de Aviación Civil, Pedro Tena, declaró ayer a este periódico que Ios controladores no pueden hacer nada en casos como el sucedido con el jumbo de Avianca", y aseguró que "desde Paracuellos no pudo evitarse ese accidente".
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