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El accidente del 'jumbo' de Avianca en Madrid

El avión perdió altura tras una pequeña explosión en una de las alas, según los primeros datos oficiosos

El accidente del jumbo Boeing 747-283B de la compañía colombiana Avianca se produjo por una rápida pérdida de altura del aparato momentos después de producirse una pequeña explosión en una de las alas de la aeronave, bajo las cuales están situados los cuatro motores que tiene él 747 -dos bajo cada ala-, segon los datos oficiosos recogidos a lo largo de la jornada de ayer. Los resultados de la investigación oficial, sin embargo, no se conocerán hasta dentro de varios días, y, a pesar de que en la citada estimación coinciden las fuentes consultadas, éstas se han mostrado con una gran prudencia a la hora de afirmar con rotundidad las causas reales del siniestro.

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En relación con la posible causa del accidente, el director de Avianca en Europa, Rodolfo Anaya, manifestó ayer a vanos periodistas en el aeropuerto Charles De Gaulle, de París, que, de acuerdo con los datos oficiosos de que disponía, controladores aéreos de Madrid creyeron ver un pequeño resplandor en el jumbo "como si fuera fuego". "Dispongo de una mínima información no oficial, según la cual una de las alas pudo haber estallado", precisó Anaya.Fuentes del aeropuerto de Barajas, Aviación Civil, Avianca e Iberia coinciden con ligeras discrepancias en la siguiente hipótesis sobre el desarrollo del accidente, aunque siempre poniendo de relieve que los datos oficiales no se conocerán hasta dentro de varios días. A la 1.00 de la madrugada de ayer, el avión se acercaba con toda normalidad al aeropuerto de Barajas y ya había entrado en la denominada senda de planeo (acercamiento a la pista con los motores a escasa potencia) y en conexión directa por radio con la torre de control. Hacia la 1.04, el avión volaba a cerca de 300 kilómetros por hora y estaba a menos de 400 o 500 metros de altitud sobre la vertical Mejorada del Campo, a unos ocho kilómetros de la pista. De pronto, y por causas todavía desconocidas ayer, uno de los motores pudo perder potencia, lo que originó un rápido descenso de altitud.

Debido a esta causa, el tren de aterrizaje del aparato y, según fuentes de Avianca, la parte trasera del avión, rozaron un montículo situado entre las localidades de Loeches y Mejorada del Campo. El jumbo continuó volando otros 800 metros, pero los pilotos debieron perder ya el control del aparato, porque volvió a golpear en otro pequeño montículo y, finalmente, cayó en una hondonada, volcó -el tren de aterrizaje quedó hacia arriba- y se incendió. El lugar está situado a unos siete kilómetros de la pista de aterrizaje. Si hubiera continuado en vuelo, el Bocing hubiera tardado sólo 45 segundos en tomar tierra desde el lugar donde se incendió, según estimaciones del ministro de Transportes, Enrique Barón, aunque los pilotos creen que hubiera tardado al menos un minuto.

La ruta que, de acuerdo con el lugar en que fue encontrado el avión, seguía en esos momentos el jumbo era ligeramente desviada respecto al acercamiento correcto a la pista, según explicó a última hora, de la tarde el ministro de Transportes. El último contacto del avión con la torre de control del aeropuerto de Barajas se produjo, según el propio ministro, a la 1.04, sin que hasta esa hora se hubiera comunicado desde el avión ningún mensaje de alarma o emergencia.

Fuentes de Aviación Civil indicaron ayer que el accidente "debió producirse de forma totalmente inesperada para los pilotos", y, en este sentido, descartaron la posibilidad de que el comandante del jumbo hubiera intentado un aterrizaje de emergencia, ya que, "de haber sido así, hubiera desconectado los motores del avión para eliminar posibilidades de incendio".

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No obstante, pilotos conocedores de los sistemas que utilizan los jumbo comentaron que, a pesar de que el accidente pudo ocurrir por las causas señaladas, "ese tipo de aviones cuentan con suficientes sistemas para superar una emergencia por un simple fallo de un motor". Asimismo, estos pilotos, al igual que un alto cargo de Iberia, manifestaron que un accidente en un avión de tales características no se produce por una sola causa, sino por la coincidencia de varias causas desfavorables. En este sentido, un piloto de líneas comerciales que aterrizó con su avión en Barajas dos horas antes de producirse el siniestro señaló que en la noche del sábado al domingo los aparatos aterrizaban en Madrid con viento de cola, cuando lo habitual es hacerlo, como se hacía ayer mismo por la tarde, con viento de frente.

Avianca, por su parte, aseguró que el avión estaba en óptimas condiciones de vuelo y que el peso total que llevaba estaba muy por debajo del normal, ya que puede transportar cerca de 400 pasajeros y sólo llevaba 195.

A la una de la madrugada, el informe meteorológico facilitado por el correspondiente servicio del aeropuerto de Barajas era el siguiente: "Viento en calma. Visibilidad horizontal, ocho kilómetros; nubes bajas, a partir de los 300 metros, sin estar el cielo cubierto; presión atmosférica deducida del nivel del mar: 1.025 milibares; 11º C de temperatura".

"El empleado vio un resplandor"

Por su parte, José Bellido, secretario general de la Comisión Nacional de Investigación de Accidentes Aéreos, dijo que la hipótesis de que el accidente se produjera por un fallo de uno de los cuatro motores era una conjetura más de las que se manejaban. "Todavía no hemos escuchado las grabaciones de la caja negra, por lo que no cabe hacer ninguna hipótesis técnica, ni siquiera de aproximación, sobre las causas del accidente", dijo Bellido, quien ha participado en la investigación de los últimos accidentes aéreos registrados en España.

Fuentes de Avianca en Madrid informaron que el comandante del avión, Tulio Hernández, habló con la oficina de su compañía en el aeropuerto de Barajas hacia las 0.35 horas de la madrugada, momento en que se le comunicaron datos meteorológicos de Madrid. En esta conexión "no existió referencia alguna a posibles anomalías en el vuelo". Igualmente, según comentaron técnicos de Barajas, el avión recibió con normalidad las señales del radiofaro (emisor de señales constantes para facilitar la situación exacta de los aviones) de Arganda, situados a escasos kilómetros del lugar del accidente.

Ya en contacto radiofónico con la torre de control, los técnicos de la misma estaban a la espera de ver directamente los faros del avión aproximándose a la pista, pero a la 1.04 perdieron el contacto. En ese momento comunicaron la anomalía a la oficina de Avianca en Barajas, preguntando si dicha oficina mantenía contacto con el avión. Paralelamente, un empleado de la oficina que se encontraba en las proximidades de la pista esperando al avión vio a lo lejos un resplandor, aunque no llegó a escuchar explosión alguna, según informaron en la oficina.

Para hoy están previstos los primeros contactos de las personas encargadas por cada organismo o compañía -Aviación Civil, compañía Boeing, Avianca y técnicos del Ejército del Aire- para realizar la investigación sobre los hechos. Hacia las 8.30 de la mañana de ayer, fue localizada la caja negra del Boeing, en la que quedan registrados, por una parte, el comportamiento de todos los sistemas vitales para el avión, y, por otra, las conversaciones radiofónicas mantenidas por la tripulación con cualquier otro enlace en los 25 minutos anteriores al aterrizaje, incluidas las registradas entre los tripulantes.

Por otro lado, Enrique Barón aseguró en la tarde de ayer que está, totalmente descartada la hipótesis de que el siniestro hubiera podido deberse a un sabotaje.

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