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TRIBUNALES

Uno de los 'ultras' del Retiro acusó a otro de los procesados del golpe que mató a Alcazo

Ángel Luis Nieto, uno de los procesados por la muerte del joven José Luis Alcazo en el Retiro y que prepara oposiciones al Cuerpo Superior de Policía, acusó ayer a uno de sus compañeros de banquillo, Eduardo Limiñana, de haber propinado el golpe mortal con el bate de beisbol en la cabeza de la víctima, cuando éste se encontraba en el suelo.

Durante la sesión de la mañana prestaron declaración los amigos de la víctima y un joven quepasaba por el lugar y presenció los hechos. Por la tarde la sesión fue suspendida durante media hora y el público desalojado, debido a una amenaza de bomba. El juicio ha quedado suspendido hasta el martes, para que el lunes se practique un examen psiquiátrico a uno de los procesados.Ángel Luis Nieto manifestó: "Cuando yo llegué había tres de mi grupo que le golpeaban, Eduardo le dió varios golpes en la cabeza, Gabriel en el pecho Miguel Cebrián en las piernas. El estaba boca arriba y me pegó una patada. Al final de un golpe, pegó un bote de unos tres centímetros, cayó al suelo y quedó inmóvil. Limiñana dijo 'me lo he cargado' o 'me he pasado'. Yo salí corriendo y Gabriel iba a mi lado". Agregó que Alcazo no llegó a quitar el bate de beisbol a Limiñana, lo que contradice la declaración de éste, que afirmó que recogió el bate cuando ya se iban.

Nieto reconoció que llevaba una porra de cable coaxial y guantes negros para autodefensa: "los llevo hasta en verano porque me sudan mucho las manos". Añadió que si fuera hubiera querido atacar "habría utilizado una pistola".

Por su parte, Miguel Cebrián sorprendió a los asistentes al narrar una versión de los hechos contraria a la de los restantes acusados y a sus propias declaraciones ante la Policía y en el Juzgado. Preguntado sobre cuál era la declaración verdadera, contestó: "La de ahora". Cebrián sostuvo que los acusados habían sido agredidos y que entre Limiñana y Nieto había enemistad. Añadió que fue excluido del servicio militar por una enfermedad de los nervios causada por su detención. El, lunes, por decisión del tribunal, le será practicado un examen psiquiátrico.

Gritos de terror

Declaró como testigo José Pedro Noruega, quien afirmó: "Ví a siete u ocho personas emboscadas, que hacían ademanes de esconder algo. Oí cómo uno de ellos decía 'a éste no'. Seguí caminando precavido y cuando había dado unos diez pasos, oí un golpe que sonó como madera contra madera y un grito de "venga' o 'vamos'. No hubo insultos previos. Ví como saltaban hacia los chicos y oí gritos de terror. Siguieron golpeando a los que estaban en el suelo. Yo me quedé helado, como clavado en el sitio, sin entender nada".También declararon los amigos de la víctinta, Luciano Sánchez, Manuela Quiñones, Mari Sol Mateos y los otros dos agredidos, Jesús Oyamburu y Luis Francisco Canicio. Los tres primeros dijeron que habían estado reunidos y que tras la agresión por la espalda a Canicio y a Oyamburu salieron huyendo. Canicio, el primer agredido, señaló que no se dió cuenta de los golpes y que sintió como calambres. "Pensé que me estaba dando un ataque. Noté que en el suelo sufría sacudidas y traté de decírselo a Jesús. Cuando intenté levantarme no pude y un chico alto me ayudó y me explicó que me habían golpeado. Tardé en curar 135 días".

El comisario jefe de la brigada regional de información, Tomás Agrela, afirmó que tanto en el Retiro como en otras zonas había una mayor concurrencia de delincuentes, entre los que se encontraban navajeros y drogadictos. El juicio se reanudará el martes por la mañana.

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