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Nuevas andadas vendedoras

La recuperación que iniciaron los mercados de valores el pasado miércoles se vio nuevamente quebrada ayer por lo que, dependiendo de las opiniones, son restos de la última materialización de beneficios o nuevas andanadas vendedoras ante el incierto futuro que se presenta.El caso es que estos ajustes internos de los mercados son, a juicio de los especialistas en la materia, necesarios, ya que resultaba absolutamente imposible mantener el ritmo de alzas que los mercados se habían impuesto semanas atrás.

Las plusvalías que se han acumulado en algunos valores importantes, que hasta ahora cuentan con expectativas favorables, han sido tan sustanciosas que no es de extrañar que aún se sigan materializando. Junto a este aspecto es necesario señalar que el papel que aparece es absorbido con cierta facilidad, lo que, junto a las apreciables cifras que están alcanzando actualmente los volúmenes de contratación en acciones, dice mucho en favor de una base sólidamente asentada.

Mientras tanto la sesión de ayer demostró, una vez más, que a los mercados les cuesta mucho más trabajo bajar que subir. Incluso en el mercado de Barcelona, donde las realizaciones de beneficios tuvieron un carácter más drástico y se centraron en los sectores más influyentes, las cinco centésimas que perdió el índice general dejan ver un mercado más estable de lo que en realidad fue.

Por otro lado, las mínimas mejoras que se registraron, en bancos, eléctricas y monopolios fueron suficientes para contrarrestar la importante caída que sufrió el sector químico y la floja actuación de siderúrgicas y constructoras.

No sucedía así en Madrid, donde las empresas petrolera. unieron a los grandes sectores y lograron dibujar un cuadro más positivo. En el grupo de los valores eléctricos, el papel quedó prácticamente anulado, aunque los compradores no hicieron gala de agresividad alguna y se conformaron con que quedase patente su posición de supremacía.

Las abundantes repeticiones que se dieron en este último sector vinieron a constituir, para la mayoría del público, la constatación de que la paz se había firmado.

Algo similar sucedía en el sector bancario, en el que el papel a la venta llegó a quedar en unos niveles testimoniales. Popular y el Banco Español de Crédito sumaban una demanda de algo más de 16.000 títulos, a la que se oponía un resto vendedor de 36.000 por parte de los otros cinco componentes del selecto grupo de los siete.

Los dos primeros se anotaron unas mejoras de seis y cuatro enteros, respectivamente, mientras que los demás se limitaban a repetir, tal vez a la espera de que el papel que quedaba se retirase por decisión propia.

De los demás sectores destacó, en el lado positivo, el químico, en el que las empresas petroleras no se quedaron solas, si bien hubo algunos valores, como fue el caso de Explosivos, que se quedaron rezagados.

En el capítulo de los rumores sigue siendo El Aguila la máxima atracción. El paso del tiempo está provocando una situación de desconcierto en muchos inversores, al tiempo que otros continúan aferrados a la creencia de que los rumores sobre una OPA se verán confirmados pronto. Es evidente que, si tan sólo fuese cuestión de fe, la OPA se llevaría a efecto.

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