Guerra abierta en la RFA entre el canciller Kohl y Franz Josef Strauss
El canciller de la República Federal de Alemania, el democristiano Helmut Kohl (CDU), y el presidente de Gobierno de Bavaria, el socialcristiano Franz Josef Strauss (CSU), protagonizan una verdadera prueba de fuerza, provocada por las cada día más claras intenciones del político bávaro de encontrar un hueco en el Gabinete en Bonn. El fin de semana ha su puesto una escalada en el enfrentamiento entre el canciller Kohl y el líder del partido gemelo, que parece decidido a jugarse el todo por el todo para conseguir volver a Bonn. Strauss no desaprovecha ocasión de poner zancadillas al Gobierno de coalición entre Kohl y el liberal Hans Dietrich Genscher (FPDP). Cuando todavía no se acallaron los ecos de las discrepancias sobre la invasión norteamericana de Granada, Strauss lanzó una nueva andanada, en esta ocasión en Suráfrica, donde atacó la política del Gobierno de Bonn por régimen por su reticencia ante el régimen de Pretoria.
Cualquier pretexto es bueno para Strauss -la presidencia de la RFA, la invasión de Granada o el posible procesamiento del ministro alemán occidental de Economía- para intentar de nuevo una maniobra de desembarco en Bonn. El secretario general de la CSU y hombre de confianza de Strauss, Gerold Tandler, declaró que siempre consideró un error mantener alejado a Strauss del Gabinete de Bonn. "Kohl se encargó de que fuera así con gran energía. Yo le aconsejaría a Kohl que corrija ese error".
Un claro desafío
Las palabras de Tandler son un claro desafío a Kohl, que desde su regreso del viaje por Asia no ha dejado de hacer declaraciones contra Strauss, pero sin mencionarle directamente.Kohl dijo que es el canciller quien define la línea política de la RFA, aunque esté de viaje. El sábado en Munich, en el congreso de las Juventudes Democristianas, Kohl salió en defensa de su ministro de Economía, el liberal conde Otto Lambsdorff (FDP), que muy pronto podría encontrarse procesado por su implicación en el caso de sobornos y donativos del consorcio Flick. Kohl calificó de "mezquindad humanamente detestable" la condena de Lambsdorff sin esperar la decisión de os tribunales, y añadió que "quien crea, quienquiera que sea, que con esto se pueden solucionar otros problemas, se equivoca".
Estas palabras de Kohl son una clara advertencia contra los planes de aprovechar el procesamiento de Lambsdorff, y su posible cese, para provocar una reorganización del Gabinete que lleve a Strauss a Bonn. La táctica de Kohl con Strauss consistió en galar tiempo, en espera de que el proceso biológico desgaste al político bávaro, ya que ha cumplido 68 años y a veces da muestras de cierto anquilosamiento mental. Aunque Strauss ha perdido facultades, parece dispuesto a dar todavía sus últimos coletazos y no se resigna a ser ocupada la cancillería por el hombre de quien un día dijo que "es completamente incapaz, le faltan las condiciones básicas de carácter, intelectuales y políticas. Le falta todo, aunque bajo determinadas circunstancias se puede gobernar con cualquiera".
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