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Descontento en la Policía Foral Navarra ante la falta de jefe y de funciones definidas

Los componentes de la Policía Foral de Navarra, algunos de los cuales han realizado en Madrid un cursillo de defensa de personas e instituciones ante posibles acciones terroristas, dirigido por efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado, según ha podido saber EL PAIS de fuentes solventes, se encuentran descontentos, e incluso molestos. La falta de un reglamento actualizado en el que se contemplen sus funciones y derechos, y la ausencia de un jefe para el cuerpo, son los principales motivos de esta situación de malestar entre los miembros de esta policía autónoma, la más antigua de España.

Esta falta de jefe -el cuerpo lleva casi un año sin él- y, sobre todo, la ausencia de un reglamento en el que se especifiquen claramente las funciones de la Policía Foral de Navarra, causan desde hace tiempo preocupación, e incluso descontento y malestar, entre un importante número de miembros de la misma. Por ello, en las últimas semanas, los representantes del cuerpo han pedido a la diputación navarra una solución urgente a esta problemática, habida cuenta de la situación en que se encuentra la Policía Foral de Navarra, algunos de cuyos componentes cambiaron hace cuatro años sus uniformes grises y sus boinas rojas por trajes de paisano para dedicarse por entero a la labor de escolta de los políticos navarros.Precisamente, varios de estos policías forales -en funciones de escolta desde 1979-, invitados por la Dirección General de la Seguridad del Estado, asistieron durante tres semanas, en Madrid, en una academia de la Policía Nacional, a un cursillo de defensa de personas e instituciones ante posibles acciones de grupos terroristas. Este curso, impartido por responsables de los cuerpos de seguridad del Estado, en el que el conocimiento de las formas de actuación de las organizaciones terroristas fue uno de los aspectos más destacados, forma parte de un exhaustivo programa de actividades realizadas en los últimos meses por estos policías forales.

Dentro de este programa, los policías forales navarros que desempeñan esta función de escolta han recibido también cursillos de artes marciales (impartidos en un gimnasio privado), tiro (dirigido por un oficial instructor y un especialista de la Policía Nacional), y de conducción temeraria, realizado por una empresa de seguridad, en Barcelona. Los asistentes a los mismos, siempre en grupos reducidos, explicaron posteriormente al resto de sus compañeros los conocimientos adquiridos en los cursos. Así, estas enseñanzas les han permitido evitar situaciones difíciles que no han trascendido a la opinión pública ni, incluso, a las personas que han escoltado.

Reglamentación desfasada

No obstante estos cursillos de capacitación, hay intentos de abandono del cuerpo por parte de algunos funcionarios del mismo, y una idea de ello la da el hecho de que de los 90 miembros que forman la Policía Foral, 24 concurren en estos momentos a las plazas de auxiliares administrativos convocadas por la diputación. Ello obedece a la incertidumbre y descontento que se respira en el seno de esta policía, motivados por la inseguridad en que se encuentran sus miembros al no tener un reglamento actualizado -el existente data de 1941, totalmente obsoleto y ambiguo, con disposiciones añadidas, desfasadas- o por la ausencia de un jefe desde hace casi un año (sin que se vislumbre todavía cuando puede ser nombrado el nuevo, que forzosamente ha de ser un militar de carrera), y por la no especificada participación en el mantenimiento del orden público.Si bien mantener el orden público es un objetivo compartido por la totalidad de los policías forales, no se han especificado claramente los lugares en los que han de realizar esa función, que los efectivos de esta policía autónoma limitan única y exclusivamente al recinto concreto de las instituciones forales. "Nosotros", dijeron recientemente varios de los representantes de la Policía Foral, "nunca saldremos a la calle cuando se produzcan incidentes, pero tampoco queremos que entren en los edificios autónomos efectivos de otros cuerpos de seguridad, ya que eso nos compete exclusivamente".

Para desarrollar con eficacia la salvaguardia del orden público, los policías forales navarros se han quejado en reiteradas ocasiones de la insuficiencia de plantilla y de los escasos medios con que cuentan para desempeñar esta labor, ya que apenas si disponen de varias porras eléctricas, material éste que nunca han llegado a utilizar. Pero, pese a estos inconvenientes, la Policía Foral ha efectuado ya algunos desalojos de encerrados en el palacio de la diputación, utilizando únicamente las manos. El resultado hasta ahora ha sido positivo, aunque también es cierto que en algún desalojo ha llegado a intervenir, además, la Policía Nacional, dada la insuficiente plantilla. Precisamente, este polémico aspecto del orden público no se contempla expresamente en la normativa por la que se rige actualmente la Policía Foral.

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