Indignación en el Reino Unido por la cuantía de su contribución a la CEE
El Gobierno británico está furioso contra la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la CEE: pocos días antes de que se reúnan los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Atenas, los expertos de Bruselas han descubierto que el Reino Unido recibe más dinero de la Comunidad Económica Europea de lo que se creía hasta ahora. Quiere decirse que, en lugar de tener que devolverle 1.200 millones de libras esterlinas, como reclama Londres, bastarán 600 millones.El problema de la contribución británica al presupuesto de la CEE, que ha venido envenenando los debates de los diez desde hace más de tres años, tiene una repercusión directa en las aspiraciones de España a convertirse en un nuevo miembro del Mercado Común. Si en Atenas los diez se enzarzan de nuevo en el problema británico habrá nulas posibilidades de obtener el ansiado impulso para la ampliación.
La jugada de la Comisión Europea, presidida por el liberal luxemburgués Gaston Thorn, ha cogido completamente desprevenida a la primera ministra Margaret
Thatcher, que se encuentra en Bonn. Las primeras reacciones del Foreign, Office muestran el alcance del enfado británico. La comisión -afirma un comunicado oficial- está manipulando las cifras. El representante británico en el órgano ejecutivo de la CEE, Christopher Tugendhat, encargado precisamente de los temas presupuestarios, ha acusado directamente a sus colegas europeos de "engaño y fullerías".
El problema de la contribución británica al presupuesto de la CEE puede explicarse, simplificadamente, del siguiente modo: el Reino Unido está obligado a aportar a la Comunidad una cantidad de dinero concreta, calculada en base al impuesto sobre el valor añadido y en base a las importaciones agrícolas procedentes de países no miembros. Teóricamente, el Reino Unido debería obtener de la CEE beneficios suficientes como para compensar este gasto, pero en la práctica el equilibrio no se produce, porque las especiales características de la agricultura británica hacen que no reciba grandes aportaciones de la Política Agrícola Común.
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