Situación desesperada de Arafat, cercado y bombardeado en el campamento de Badaui

Tras la caída del campo palestino de Natur el Bared, la situación de Yasir Axafat, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desde hace 15 años, parece desesperada. Arafat y los suyos permanecen cercados y bombardeados por los disidentes y las fuerzas sirias en el campamento, de Badaui. Y existe el riesgo de que la batalla se extienda a Trípoli, cuyo control fue tomado) hace varias semanas por los milicianos fundamentalistas libaneses del Movimiento de Unificación Islámica (MUI), aliado de Arafat y antisirio.

La importancia de los medios militares puestos en juego desde mediados de la pasada semana -carros, artillería pesada, cohetes- contra los últimos reductos fieles a Arafat hacen poco probable que se detenga la ofensiva. Otro elemento que contribuye a descartar el fin del ataque es el aplazamiento de la cumbre árabe de Riad, que iba a celebrarse próximamente, en la que Arafat tenía puestas muchas esperanzas. Los dirigentes de Al Fatali, el principal de los grupos de la OLP, han pedido la celebración de una reunión extraordinaria.La suspensión de la asamblea en la capital de Arabia Saudí tiene una significación extraordinaria, ya que siempre que la resistencia palestina atravesaba alguna crisis con un país árabe se convocaba una cumbre para resolver el enfrentamiento. En esta ocasión ha sido exactamente todo lo contrario: el aplazamiento de una cumbre programada.

El rey Hussein considera que el aplazamiento de la reunión de Riad se debe al deseo sirio de que en la próxima cumbre los palestinos estén representados por una "nueva dirección dependiente de Damasco".

Por lo que respecta a los posibles combates en Trípoli, Radio Líbano hablaba ayer de que ya se habían producido enfrentamientos entre soldados sirios y milícianos del MUL El medio millón de habitantes de la ciudad teme las consecuencias de que las fuerzas de Arafat se replieguen al casco urbano y millares de personas han buscado refugio en la montaña, mientras en el puerto crecen las colas de quienes esperan embarcarse camino de Beirut o Chipre.