Francia y España

Ya están apareciendo las primeras críticas a las declaraciones de Felipe González ante los representantes de los países con Gobiernos socialistas en Europa. Bueno, pues parte de esa crítica procede de esos economistas de pacotilla sin imaginación, incompetentes, grises, amorfos y entreguistas a las presiones de Francia ante varios países europeos, y que sus criterios son de dependencia y sumisión ante las presiones de los citados países. Para defenderlas, tratan a nuestro presidente democráticamente elegido de incompetente tras sus declaraciones. Felipe ha dado el ultimátum a esos países de que si en un plazo adecuado no consideran nuestra entrada en el Mercado Común retiraremos nuestra solicitud de ingreso.Imaginación, para decirles que muchos españoles suscribimos totalmente las declaraciones de Felipe González, porque ya está bien de que los franceses nos traten de país tercermundista, con imposiciones unilaterales, de presión y con un tratamiento de desigualdad. La verdad es que nuestro país puede y debe hacer respetar sus derechos y exigir un tratamiento de igualdad en las relaciones internacionales, cosa que no parecen suscribir estos economistas afrancesados defensores de la política de Pepe Botella.

Competencia, porque si tenemos un bien, una fuerza de trabajo, una industria, una producción que genere mano de obra española y aumente nuestro PIB, ésta es en España precisamente la agricultura. Y a este sector, al que ha defendido nuestro presidente con sus declaraciones, ya está bien de injerencia y agresión de la política francesa, cada vez más ostentosa de su fuerza.

Me gustaría saber qué diría el presidente Mitterrand cuando viese que los españoles boicoteábamos sus productos: Adidas, Bic, Thomson, Renault, Michelin, Citroën, Peugeot, La Henin (Vaguada).

Seguro que si viese una respuesta bien orquestada y apoyada por todos los ciudadanos, sindicatos, partidos políticos, etcétera, esa prepotencia que parece esgrimir Mitterrand quedaría amortiguada cuando pensase que su colonización industrial podía peligrar en España. Y nuestra verdad sería que a la hora de almacenar stocks de tornillos de tractor, vídeos, etcétera, es preferible almacenar peras, naranjas, que son comestibles. Veríamos quién aguantaba mejor la crisis.

Ya está bien de entregarnos sin condiciones. Ya está bien de injerencias a todas horas, con vuelco de camiones de frutas, recortes en las salidas de divisas para impedir el turismo francés hacia España. Como verían estos afrancesados, cuando España reaccionara organizadamente le tirarían a Mitterrand de las orejas los representantes de las multinacionales, que ya tendrán hechas sus previsiones, de los ingresos que les reportará España. Y los franceses aprenderían que libertad, igualdad y fraternidad no son palabras para quedar bien, sino que son formas en las que se debe creer y se deben ejercer. /