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El Consejo traslada a Calviño el conflicto de la corresponsalía de TVE en París

El Consejo de Administración ha trasladado ayer al director general de RTVE, José María Calviño, los dos escritos enviados por Juan Carlos Azcue, corresponsal de TVE en París, y por Julio Vargas, secretario de la citada corresponsalía, en el que fórmula recíprocas denuncias de corrupción económico-administrativa. Azcue, además, denunciaba "ingerencia profesional", "usurpación de funciones" y "amenazas físicas" por parte de Julio Vargas. El escrito de Azcue fue suscrito también por otros tres trabajadores de TVE en París.Valentín Andrés Álvarez, presidente, y el vocal Eugeni Giralt, ambos socialistas, manifestaron que "el consejo no tiene la misión de ser una cámara de apelación del personal de RTVE y que no puede convertirse en órgano de investigación y sanción".

El director general anunció al consejo que habrá próximamente una reestructuración de las corresponsalías de TVE y que posiblemente afectará también a la de París.

El consejo debatió también la auditoría efectuada al programa Barrio sésamo que hace años dirigió Enrique Nicanor, actual director de la Segunda Cadena de TVE. Los consejeros redactaron un breve comunicado al respecto en el que afirman que no han encontrado "justificación para poner en tela de juicio su nombramiento". El director Económico-Administrativo de TVE envió el pasado 21 de junio, como ya publicó este periódico, una nota interior al director de Programas de TVE, el socialista Ramón Gómez Redondo, a propósito de la auditoría de Barrio sésamo en la que dice: "dado que del referido informe se presumen diversas irregularidades, he solicitado del director de personal la apertura de los oportunos expedientes con el fin de establecer la existencia o no de responsabilidades". Dicho expediente, según confirmó ayer el director general al consejo, no llegó a abrirse.

Por su parte, Julio Vargas manifestó a este periódico que presentará querella criminal contra Juan Carlos Azcue por "presuntos delitos de injuria y calumnia. El modo de defenderme ante un presunto difamador es", dijo Vargas, "acudiendo a la tutela judicial con la oportuna querella criminal y no empleando los mismos medios falaces del ofensor".

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