_
_
_
_

Los conservadores de la Administración Reagan, contrariados por la designación de McFarlane como consejero de Seguridad

La decisión del presidente norteamericano Ronald Reagan de nombrar a Robert McFarlane como nuevo responsable del Consejo Nacional de Seguridad, en sustitución de William Clark, que pasa a ocupar el cargo de secretario del Interior, irrita a los conservadores de la Administración Reagan, que temen una pérdida de influencia de la línea dura a la hora de decidir la estrategia de EE UU ante la Unión Soviética, Oriente Próximo o Centroamérica, por citar los temas más calientes de las relaciones exteriores estadounidenses. "Tiene toda mi confianza y respetó", dijo anoche Ronald Reagan al anunciar el nombramiento de Mecarlane.

McFarlane, de 45 años de edad teniente coronel retirado de la Marina, pasa por ser un pragmático y un experto en materia de política exterior, por sus anteriores cargos en el Consejo de Seguridad durante las Administraciones de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford. McFarlane desarrolló el cargo de enviado especial para los asuntos de Oriente Próximo antes de ser elegido para el importante cargo de director del Consejo Nacional de Seguridad.Los duros de la Administración Reagan consideran a McFarlane como un personaje demasiado blando y con menos acceso directo al presidente que su predecesor Clark. Las preferencias de los conservadores republicanos se inclinaban por el nombramiento de Jeane Kirkpatrick, actual embajadora de EE UU ante las Naciones Unidas y viva defensora de la doctrina firme de la Administración Reagan, tanto en las relaciones con la Unión Soviética como hacia Latinoamérica. El nombramiento de McFarlane inquieta principalmente al influyente y conservador Caspar Weiriberger, secretario de Defensa, así como a Williain Casey, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Diferencias en política exterior

¿Por qué el presidente Reagan de ideas y política conservadora sacrificó al duro Clark por el moderado McFarlane? A este respecto, existen especulaciones relativas a diferencias sobre política interior, en plena precampaña electoral, junto a las dudas de que la firmeza a ultranza sea el mejor remedio para los asuntos de política exterior que inquietan a Washington.McFarlane llega al cargo clave de responsable del Consejo Nacional de Seguridad, donde se gest la doctrina Reagan para los proble mas del mundo, cuando las rela ciones entre EE UU y la URSS están en su punto más bajo desde la época de la guerra fría, en un con.texto.en el que el trío Clark-Wein berger-Kirkpatrick forjó y aplicó una teoría, de desequilibrio militar ante la URSS, que justificó la mayor carrera de rearme de Estados Unidos en época de paz. Más cercano a los puntos de vista del moderado secretario de Estado, George Shultz, se piensa que Robert McFarlane puede orientar las relaciones entre Washington y Moscú hacia compromisos en materia de control y reducción de armamentos, paso previo a una cumbre Reagan-Andropov, encuentro de clara influencia electoral entre los norteamericanos que, en noviembre de 1984, deberán decidir si votan o no otra vez a Reagan..

Hacia la reelección

El presidente dio ayer el primer paso de cara a esa fecha con la autorización para la formación del comité Reagan-Bush 84, encargado de su campaña electoral para la reelección. La creación de este comité no indica, sin embargo, que Reagan haya decidido formalmente su presentación para un nuevo mandato, pero sí sirve para que el presidente sea, por el momento, un candidato legal.En relación con la crisis en Centroamérica, el trío Clark-Weinberger-Kirkpatrick ha dejado en marcha, con la ayuda de la CIA dirigida por William Casey, todo un aparato de refuerzo militar en Honduras y de presión militar, política y económica contra el régimen sandinista de Nicaragua.

McFarlane llega al Consejo Nacional de Seguridad en un momento en que Henry Kissinger realiza su misión de informador y en que altos cargos militares del Pentágono dudan de que una aventura militar en Centroamérica pueda soltícionar los problemas. Centroamérica, calificada por Reagan como la frontera de Estados Unidos, es otro capítulo de influencia electoral, en el que los consejeros electorales de Reagan piden moderación, aun sin aflojar amarras, si el actual presidente quiere atenuar la polémica ante sus adversarios demócratas, que intentarán dekbancarlo de la Casa Blanca en 1984.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_