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El Gobierno congela toda iniciativa sobre la OTAN hasta que finalicen las conversaciones de desarme

El presidente del Gobierno, Felipe González, se comprometió ayer en Roma a "no tomar ningún tipo de iniciativa que pueda debilitar la posición de los Gobiernos europeos de la OTAN mientras duren las conversaciones de Ginebra sobre los euromisiles". Felipe González efectuó esta declaración en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro italiano, Bettino Craxi, al término de su visita oficial a Italia, de dos días de duración.

Antes de partir hacia Atenas, donde asistirá a una reunión de jefes de Gobierno socialistas del sur de Europa, González fue recibido por el Juan Pablo II y posteriormente conversó con los tres máximos colaboradores del Papa.La declaración de Felipe González, según la cual su Gobierno no adoptará ninguna iniciativa mientras duren las conversaciones de Ginebra sobre los euromisiles, supone dejar todavía más iinprecisa de lo que ya estaba la fecha de celebración del referéndum sobre la permanencia o salida de España de la OTAN.

En el mes de junio, en Washington, el presidente González citó la primavera de 1985 como tiempo probable para la celebración de la consulta sobre la OTAN, a la que se comprometieron los socialistas en su programa electoral. Subordinar esa convocatoria al desarrollo de las conversaciones sobre desarme supone dejar totalmente abierta la fecha, porque si, como parece probable, Moscú continúa las conversaciones después de diciembre -una vez instalados los primeros euromisiles-, el horizonte de la negociación pueden ser los cuatro años en que está previsto que concluya el despliegue de los 572 cohetes de alcance medio.

El presidente del Gobierno se mostró muy satisfecho tras su entrevista con el papa Juan Pablo II. "Las relaciones entre el Estado español y la Santa Sede son buenas, y espero que sigan siéndolo, a pesar de que algunos sectores se empeñen en decir que no lo son", declaró Felipe González a la salida del encuentro con el Papa. El presidente aludía, sin mencionarlas, a presiones cerca de la curia de sectores políticos y religiosos españoles para que Juan Pablo II no recibiera al presidente socialista. El intento resultó fallido, ya que Felipe González fue recibido por todo el estado mayor del Vaticano.

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