El cardenal primado considera peligroso comentar las divisiones de la Iglesia

El cardenal arzobispo de Toledo y primado de España, Marcelo González, publicó ayer una carta pastoral dirigida a los sacerdotes, comunidades religiosas y fieles, con motivo del primer aniversario de la venida del Papa a España, en la que afirma que hay muchos factores que cooperan a la "descristianización de España".El arzobispo de Toledo señala como peligro evidente "el comentar, una vez más, las divisiones que existen en el seno de la Iglesia, si dejamos de prestar atención a cuanto nos ha dicho el Papa. Es necesario integrar actitudes, asimilar enseñanzas y coordinar comportamientos pastorales".

Entre los peligros que hay que evitar, Marcelo González cita el intelectualismo, la falta de atención a lo fundamental y el naturalismo. Sobre este último, manifiesta que "sería lamentable menospreciar el magisterio del Papa, olvidarlo, considerarlo como una enseñanza más de las que podemos recibir en esta hora en que abundan tanto los maestros de todo y para todo".

El primado considera en su carta, dividida en cinco apartados, que "se trata de que en toda la Iglesia española se realice un trabajo ordenado y amplio, profundo y continuado, de reflexión y orientación práctica, que nos mueva a poner de nuestra parte cuanto esté en nuestra mano para aplicar lo que el Papa nos pidió, y así servir mejor a la fe de nuestro pueblo".

"La necesidad de comunión entre nosotros no significa que no tengamos que corregimos en muchas cosas. Y como el Papa ha hablado con toda claridad y concreción sobre cuestiones que venían siendo objeto de discusión, de ahora en adelante los que rompan la comunión serán los que quieran dejar a un lado, o rechazar tácita o expresamente las enseñanzas y recomendaciones que él nos ha hecho...".

"Hemos de ser conscientes", agrega en su carta pastoral el cardenal Marcelo González, "de que a la tarea de descristianizar España cooperan hoy muchos factores. El daño que se está haciendo cada día a la vida cristiana es inmenso. Todo está reclamando de nosotros que nos entreguemos a una vida apostólica, renovada conforme a lo que las circunstancias de nuestro tiempo exigen".