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Silencio oficial, tres días después, sobre el suceso de León en el que una joven fue herida de bala por la Guardia Civil

Felisa de la Varga, herida el sábado por disparos de la Guardia Civil cuando se encontraba con su novio en un coche a las afueras de León, salió ayer de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del hospital Priacesa Sofía. La herida de bala que sufre en el canal raquídeo a nivel lumbar le ha causado una parálisis parcial en las piernas y realiza mínimos movimientos. En la noche de ayer, tres días después de los hechos, la Guardia Civil continuaba sin ofrecer una explicación de lo ocurrido.

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El novio de Felisa, José Luis Otero, narró ayer el suceso. "Vimos que llegaba un coche y se paraba delante de nosotros con la luz larga. Nos deslumbró completamente, así que lo único que pudimos ver fue que alguien bajaba de ese coche con una linterna y se acercaba a nosotros. Sólo vimos la luz de la linterna. Nada más. Así que tuvimos miedo, pensamos... yo qué sé. Nos pusimos muy nerviosos porque creímos que podían ser merodeadores, delincuentes. Entonces arrancamos con el coche. Dimos marcha atrás y luego la vuelta para irnos en dirección opuesta a la del otro coche".José Luis Otero, el novio de la joven herida por un disparo en la madrugada del pasado sábado, habla en un tono muy bajo y haciendo pausas marcadas entre cada frase. A veces se queda como ensimismado, mirando la pared de la sala de visitas fea e impersonal de la séptima planta del hospital Princesa Sofía de León.

"Dimos la vuelta y nos fuimos. Y ya en el camino, cuando íbamos saliendo, oímos unos golpes. No supimos que eran disparos hasta que ella se quejó al ver la sangre. Se tocó y sacó la mano llena de sangre y entonces... fue terrible".

Los hechos ocurrieron a las tres de la madrugada del pasado sábado, en un paraje solitario en las afueras de la ciudad de León, en un camino rural que conduce a Villaobispo, localidad cercana a la ciudad.

José Luis Otero, 22 años, y Felisa de la Varga, 19, permanecían en ese lugar en el interior de un coche Seat 127, matrícula de Bilbao, que estaba aparcado con las luces apagadas. Los que ellos tomaron por merodeadores eran miembros de una patrulla de la Guardia Civil.

Hubo tres disparos, y uno alcanzó a Felisa de la Varga en la región lumbar dejándola muy gravemente herida.

"Dí con el coche contra un petril que, hay pocos metros más allá", continúa su relato José Luis Otero. "Entonces fue cuando vimos que era la policía, que eran guardias civiles. Me mandaron bajar del coche y dijeron que por qué huíamos, que no hay que huir de la policía. Ella estaba sentada, no podía andar, no sentía las piernas y se quejaba. Un guardia civil la sacó y la metió en su coche para traerla al hospital. Era un Renault 4-L con los colores de la Guardia Civil, pero arriba no tenía luces de policía".

El joven apenas puede contar más. Contesta con cortesía cuando se le formula, en este ambiente cargado de emoción, alguna pregunta en busca de cualquier precisión. Hace con la mano un gesto de fatalidad, de tristeza o de cansancio. Tiene un camión y se dedica al transporte. José Luis y Felisa habían previsto casarse en diciembre. "Jamás me pude imaginar que fuera la Guardia Civil", repite José Luis Otero, porque si no "¿por qué íbamos a marcharnos?".

Felisa de la Varga vive en León. Pertenece a una larga familia procedente de la localidad de Cifuentes de Rueda, de 12 hermanos. Ella trabaja en una guardería y estudia tercero de BUP. Pocos minutos después de salir de la UVI y ser trasladada a una habitación, una de sus hermanas cuenta que tiene un fuerte choque emocional, que recuerda constantemente aquellos momentos angustiosos. "Dice que no sintió la bala, sólo un fuerte dolor en las piernas", comenta.

Desconoce su estado

La familia de la joven atraviesa una mala racha: su padre está internado con alguna dolencia cardíaca. No sabe nada. Tampoco Felisa sabe realmente su estado.

Fuentes del servicio de neurocirugía del hospital Princesa Sofía señalan que la evolución de la paciente es normal, y su estado muy grave. Se le extrajo un proyectil del canal raquídeo a nivel lumbar. Tiene parálisis parcial de las piernas y realiza mínimos movimientos. Hasta dentro de dos o tres semanas no se podrá saber la evolución. La herida de bala no ha afectado a la médula espinal, pero tiene contundidas las raíces lumbares y sacras.

Mientas tanto, tres días después de los hechos, ni la Guardia Civil ni el Gobierno Civil de León ofrecen ningún tipo de información, ni versión alguna sobre lo ocurrido. La autoridad judicial instruye el oportuno sumario sujeto al silencio cautelar.

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