La policía, contra Police

( ... ) En los conciertos musicales al aire libre está mascándose la tragedia desde hace un par de años, porque es evidente que la policía no encuentra métodos adecuados para controlar o, mejor, proteger, a esos miles de personas que no acuden a un concierto con ningún ánimo delictivo. El viernes, después de concluido el concierto de Police, y en una traducción directa al español muy poco afortunada, la policía actuó contra la avalancha de jóvenes que, en número superior a 20.000, habían llenado el campo del Moscardó o estaban a la puerta esperando poder entrar. Pasó lo mismo, hace poco, en el concierto de Julio Iglesias, al que difícilmente se le podrá acusar de apología del sexo y la violencia. Que haya grupos de gamberros en concentraciones humanas tan amplias es inevitable, pero que la policía trate a todos los asistentes -y viandantes- como si lo fueran es perfectamente evitable.Si el ministro Barrionuevo tiene un momento de respiro en su tormentosa relación con los grupos policiales, debería reflexionar sobre esto: es un verdadero milagro que todavía no haya terminado un concierto con varias docenas de cadáveres por una estampida humana ante la desproporcionada y violenta actuación policial. El día en que suceda -que si las cosas no cambian acabará llegando-, toda la responsabiEdad será de los que siguen usando métodos represivos del siglo XIX para fenómenos del siglo XX, que no merecen represión, sino protección.

, 2 de octubre