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Calma aparente en la Policía tras el conflicto con Barrionuevo

El conflicto entre Interior y la Policía, motivado por las recientes declaraciones de José Barrionuevo, atraviesa una situación de calma aparente. En las últimas horas, tras la rectificación del titular del departamento, desde diferentes despachos de la Dirección General de la Policía se ha iniciado una operación a distintos niveles para presentar como zanjada la situación, hecho que está siendo admitido, aunque lentamente, por el resto del colectivo policial, incluidos sus órganos representativos. Felipe González presidirá mañana un importante acto policial con motivo de la festividad del Patrón del Cuerpo.

Las declaraciones de Barrionuevo no sólo desataron las iras de los sindicalistas, especialmente de Manuel Novás, máximo responsable del Sindicato Profesional de Policía (SPP), que respondió enérgicamente frente al calificativo de "indeseables" apuntado por el ministro, sino que provocó reacciones en los sectores ultraderechistas de la propia corporación, en su mayoría integrados por comisarios, hasta ahora silenciosos frente a la gestión del equipo socialista. Novás dijo ayer que no había mantenido ningún contacto con representantes de Interior tras sus manifestaciones, y consideró "un error" la posibilidad de que le sancionen. El responsable de la Unión Sindical de Policía (USP), Modesto García, ausente de Madrid cuando surgió el conflicto, en declaraciones a este periódico calificó lo sucedido de "desagradable incidente", y apostó por una posición conciliadora, ya que, en su opinión, "la Policía pasa por un momento de transición que genera cierta inestabilidad, lo que obliga a tratar los puntos en fricción con normalidad". García reconoció que Barrionuevo puede llevar parte de razón en sus declaraciones, porque la "Policía es un colectivo como cualquier otro, en el que inciden personas de todo tipo. Si hay indeseables, se les echa del cuerpo y punto, pero nunca se debe de hacer un comentario público a priori".

Crispación

A pesar de la aparente calma, la situación dentro del Ministerio del Interior sigue siendo la misma, e incluso está más crispada tras este último incidente. Diferentes observadores insisten en que desde algunos despachos se les concede demasiado protagonismo a los sindicatos, cuyas competencias no aparecen delimitadas, lo que produce una saturación de condescendencia por parte M mando. En esta dirección estarían el rosario de conversaciones telefónicas y encuentros que se producen entre Rafael del Río y su segundo, el comisario Jesús Merino, este último militante de la USP, con los distintos dirigentes sindicales.

Precisamente fue Merino quien intentó sin éxito el pasado martes mediar con el sindicalista Novás para que su reacción frente a las declaraciones de Barrionuevo no fueran tan incisivas. Sin embargo, Novás, que pronto tendrá que rendir cuenta en asamblea de su corta gestión como máximo responsable del SPP, donde es contestado por algunos sectores, prefirió la línea dura a la postura conciliadora. A esto habría que añadir cierto malestar existente entre los dirigentes del SPP por la ausencia de representantes del ministerio, en la presentación la pasada semana de su nueva revista, lo que en su día calificaron, a título privado, como una descortesía.

En el centro de este conflicto estaría, siempre según las fuentes consultadas, el tema de las filtraciones y las diferentes informaciones periodísticas que se vienen publicando en las últimas semanas sobre las interioridades del ministerio, temas estos que han encontrado en Rafael Vera, director de la Seguridad del Estado, su principal opositor. Vera ha avisado por escrito de que actuará con dureza frente a las filtraciones, y ya estuvo a punto la semana pasada de abrir expediente en este sentido a dos inspectores afiliados a la Plataforma Unitaria de Policías (PUP), asunto que perdió peso a las pocas horas por falta de pruebas.

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