La oferta presiono sobre las órdenes de compra
No pudieron resistir los mercados nacionales de valores el empuje que por segundo día consecutivo planteaba una oferta, que guardando en cierta forma las apariencias, presionaba con fuerza sobre las escasas órdenes de compra que concurrían a los corros. De esta forma los dos sectores considerados como punteros en el mercado, bancos y eléctricas, cedían posiciones, aparentemente sin ningún tipo de contrapartida estratégica, a la par que el resto del mercado, quizá con la única excepción de Telefónica, que ofrecía una situación bastante débil, en la que los compradores, a pesar de la moderación exhibida, resultaban ampliamente superiores a los escasos compradores que se decidían a concurrir al mercado.Dentro de este esquema, el grupo bancario fue uno de los que sufrieron en mayor medida los rigores de la oferta. A pesar de que un buen número de operaciones se canalizaban a través de los circuitos paralelos, es decir por fuera del mecanismo de caja, la oferta resultaba ampliamente mayoritaria en estos valores, hasta el punto de que prácticamente todos ellos presentaban un balance negativo y habían de adoptar posturas netamente conservadoras frente a lo que se les pueda venir encima en reuniones posteriores.
En cuanto al grupo eléctrico, las incógnitas planteadas sobre el sector, y aun pendientes de dilucidar, tales como la política tarifaria o hasta dónde llevará la Administración su rigor en el campo de las auditorías que se están realizando sobre estas empresas, maniató de forma notable la evolución del precio de estos títulos. Su trayectoria general resultó negativa, a pesar que desde círculos próximos, a estas compañías se hacía hincapié en el hecho de que el dividendo, de momento, no peligra, y que en el peor de los casos el 5% para las empresas en peor situación parece garantizado.
Los cuidadores de los valores eléctricos aun contando con el apoyo inapreciable antes citado, se las veía y deseaban para disuadir a los vendedores de a pie, que desde las inmediaciones de la barandilla pretendían colocar, a todo trance, sus partidas frente a las promesas que se les realizaban.
El resto del mercado no dio muestras tampoco de una especial afección por ningún tipo de títulos en concreto. Los procesos de calentamiento a los que venían siendo sometidos algunos valores, especialmente de los sectores siderúrgico y de construcción, se vieron un tanto mermados por esta actitud. En definitiva no parece que los inversores encuentren muestras suficientemente excitantes como para lanzarse a aventuras de cara al futuro.
Posiblemente merece una mención especial la evolución de Telefónica, donde casi todos los testimonios coinciden en señalar el plazo comprendido entre el próximo día 15 de octubre y el 15 de noviembre como el precisado para su ampliación de capital, que se realizará en la proporción de una acción nueva por cada cinco antiguas, con un desembolso efectivo del 70% del nominal de los títulos.
Posiblemente conociendo que el precio actual de las acciones de esta compañía resulta bastante inferior al que sería de desear para dotar a los futuros derechos de suscripción en un precio teórico representativo, parecen apostar por un incremento en la cotización de las acciones, por lo que las órdenes vendedoras se han reducido de forma notable, mientras que las compras han comenzado a aparecer.
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