Sagunto, un respiro tras ocho meses de conflicto
La tregua tiene los días contados, y los saguntinos pueden volver a movilizarse la próxima semana
La lucha de los trabajadores de AHM se ha caracterizado, con la única excepción de agosto, por una presión constante y simultánea ejercida por medios diferentes. Han realizado 10 huelgas generales, varias manifestaciones en Madrid, en Valencia y en Sagunto (estas últimas multitudinarias), cortes de carreteras y repetidos actos de desobediencia de la dirección, ante los que ésta ha terminado optando por ceder, salvo en el caso de la puesta en funcionamiento del tren 28. Sin olvidar la recogida de firmas para intentar derogar el decreto de inversiones en la siderurgia.Junto a todo ello, el conflicto ha estado salpicado de incidentes, como las agresiones al presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, en la pasada campaña electoral, cuando intentaba dar un mitin en Puerto de Sagunto; o el secuestro multitudinario, con amenazas de linchamiento, del presidente de AHM y Ensidesa, José María Lucía, en la única ocasión que acudió a la factoría desde que fue nombrado.
La presión ejercida por los trabajadores ha sido siempre continuada, sin un paso atrás, y por eso el acuerdo a que se llegó el pasado jueves y su ratificación por la asamblea de trabajadores se puede interpretar no sólo como una cesión de la Administración ante la presión de trabajadores y centrales sindicales, sino muy especialmente como la primera concesión que hacen los trabajadores de AHM en ocho meses de conflicto.
La asamblea del jueves por la noche, en la que Miguel Campoy, el presidente del comité de empresa, pidió, en contra de la costumbre, que se utilizase el voto secreto, marcó un hito en este ya largo proceso.
Era la primera vez que no votaban todos los presentes -parece que Campoy temió el posible voto más radical de las mujeres-, smo sólo los trabajadores.
La propuesta por la que se decantaba Campoy en este caso iba contra la inercia que, ha llevado la lucha hasta ahora: resistir todos unidos y decir siempre que no, a pesar de los despidos. Por eso tuvo que utilizar todos los recursos, e incluso sonreír en alguna ocasión, lo que no es frecuente en ese hombre de hielo que habla siempre lentamente, sin elevar el tono de voz, camina despacio y siempre mueve los músculos faciales imprescindibles.
Al fin y al cabo, lo que se planteó el pasado jueves fue una tensión que no es nueva entre la dirección de los trabajadores -CC OO y UGT, que son las centrales que integran el comité de empresa, y en el que es mayoritaria la primera- y la posibilidad de que la inercia desborde una lucha que está planteada por los sindicatos, con sus treguas y oportunidades de negociación.
Durante los cortes de carreteras y vías férreas que se produjeron el pasado 23 de junio y especialmente el 3 de julio, los manifestantes desbordaron las previsiones de la coordinadora de fuerzas sindicales de Sagunto y, en la última ocasión, llegó a ser derribado un poste de alta tensión sobre la vía del tren, sin contar los numerosos montones de madera incendiada en las carreteras. Y las agresiones a algunos vehículos.
La inercia ha sido el enfrentamiento continuo, que tiene su raíz
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en la ausencia de negociación. Ha habido poco diálogo durante el conflicto. "Nadie en la Administración se ha dignado ni siquiera a considerar los informes que los técnicos de AHM han presentado", dicen los trabajadores. Y siempre hay quien recuerda que José María de Lucía "mandó acondicionar un despacho cuando fue nombrado, pero está por estrenar porque todavía no lo ha ocupado".
En la asamblea del jueves fueron aplaudidas las pocas intervenciones de los que estaban por continuar con la postura de fuerza y mantener en funcionamiento el tren 28; no así las de Campoy, que eran recibidas en silencio. Pese a todo , la mayoría votó con el comité de empresa y todos han acatado la decisión.
No está de más recordar que el conflicto empezó con una orden de la empresa inmediatamente desobedecida por los trabajadores y que hubo de ser retirada hasta la fecha. El 4 de febrero Lucía dio orden de paralizar el horno alto número dos de la factoría. El comité de empresa se negó y pidió a los trabajadores que no obedecieran. El conseller de Industria y Comercio de la Generalitat valenciana, Segundo Bru, se puso en contacto con el director general de Industrias Siderometalúrgicas y Navales, Eduardo Santos, y consiguió que la orden fuese anulada.
También ha sido uno de los hechos importantes en el ya largo conflicto la desobediencia de la orden de reducir la producción de los hornos altos en marzo pasado Fue entonces cuando Lucía acudió a Sagunto para anunciar sanciones y volvió a Madrid convencido de que no había que aplicarlas y de que estaba bien el nivel de producción que mantenían los trabajadores, despues de 10 horas de estar secuestrado en el interior de las instalaciones por miles de personas que le impedían salir.
El 'soviet' de AHM
A raíz de la desobediencia de los trabajadores en lo relativo al tren 28, la dirección del INI ha reconocido que en la factoría decidía el comité de empresa. Sólo cabe añadir que este hecho no es nuevo y se ha producido desde el príncipio del conflicto. O, mejor dicho que deciden los saguntinos en asamblea y ejecuta el comité de empresa. Así ha sido en las huelgas generales, en el caso del como alto número dos, en el del mantenimiento de la producción y en el del tren 28. Por ello se ha hablado de una sovietización en la factoría.
Preguntado por este calificativo a raíz del mantenimiento del ritmo de producción contra las instrucciones de la empresa, Campoy de cía en este mismo periódico: "Son decisiones que se pueden calificar de históricas y se enmarcan en lo que se puede definir como acciones que suele llevar a la práctica el mundo del trabajo cuando siente perjudicados sus derechos. Pero en ningún momento el comité intentó montar un soviet".
Los trabajadores siguen domimando la situación, en la factoría y parece difícil que esta situación vaya a cambiar. Un miembro de CC OO comentaba el pasado jueves, cuando los despidos estaban vigentes, que para cerrar una siderurgia es necesario un lento proceso en el que deben colaborar un gran número de operarios. "Nosotros nos hemos negado y nos negaremos a obedecer instrucciones encaminadas a cerrar las instalaciones".
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