Piratería
El torneo tenía truco y a punto estuvo de patinar estrepitosamente. Los promotores, una firma llamada Pro Sport, más que organizar espectáculos deportivos acumulan deudas y letras protestadas de muy dudoso futuro. En la mañana de ayer managers americanos ordenaron a los jugadores en los vestuarios que no salieran a la pista. 15 minutos de retraso, con las cámaras de televisión apuntando a la tierra batida, es lo que traslució puertas afuera. Sin embargo, por dentro, la cosa estuvo caliente. Finalmente, tanto Orantes como Higueras decidieron salir a jugar a toda costa para evitar el desagravio a un público español.En una conferencia de prensa posterior, se pudo conocer que uno de los patrocinadores publicitarios, la casa, Fontvella, tuvo que pagar 23 millones de pesetas ayer por la mañana para garantizar que todo quedara en orden. En claro quedó que el mercado español esmuy propicio a la existencia de empresas piratas.
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