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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Defensa de los decoradores

El pasado día 21 de agosto de 1983, Antonio Saura publica un artículo con el título Las delicias del jardín, continuación del publicado el 19 de septiembre de 1981. Comienza recordando su crónica viajera para en seguida insinuar las dudas que tiene sobre un futuro dejado en manos de decoradores desconocedores de la moderna museografía.El martes 23 de agosto de 1983 vuelve a insistir en el mismo tema. En su escrito de hace dos años, en el que describe su periplo viajero por varios museos extranjeros y su penosa impresión al aterrizar en nuestra pinacoteca nacional, no insinuaba las dudas en los decoradores. Hacía un ataque furibundo, rayando en los histérico, contra los decoradores. Lean una muestra: "Sentimos pánico, verdadero pavor, frente a las ideas y la actitud de los decoradores. Nunca jamás los museos deberán ser montados por decoradores...". En los dos recientes artículos vuelve machaconamente a culparnos de los errores y fallos de la decoración del Museo del Prado.

Indignado por las alusiones del señor Saura quise saber los nombres de los decoradores que con sus desaguisados (según el señor Saura) salpican a todo el colectivo. Mi sorpresa fue que en el Colegio Nacional de Decoradores no, figura ningún decorador trabajando en el museo. En el Prado me informó la subdirectora, con excepcional cortesía, del equipo encargado de la remodelación. Al frente figura un arquitecto superior, y entre sus colaboradores hay pintores de renombre (me consta que bien conocidos del señor Saura). Por cierto, actúan desinteresadamente. Pero en el equipo no hay ningún decorador.

Que la Administración ignore a los decoradores me parece, muy mal, pero que el señor Saura nos culpe de todos los males del museo y nos acuse de resabiados, dictadores caprichosos, usurpadores de la obra ajena como pretexto de creación... creo que es denigrante, que se pasa de la raya.

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Según parece, el señor Saura está en posesión de la verdad, y quizá se le debería tener en cuenta al montar un museo. Pero debería aclarar esa fobia personal a los decoradores, ya que no veo otra explicación a sus alusiones. /

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