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Primera jornada de calma en Beirut tras cinco días de encarnizados combates

Una tensa calma reinaba ayer en los dos sectores de la capital libanesa, el oriental cristiano y el occidental musulmán, donde, por primera vez desde hace cinco días, no se produjeron enfrentamientos.El Ejército libanés consiguió a última hora del jueves acabar con los últimos focos de resistencia de los milicianos rebeldes chiitas y drusos, y sus carros de combate y vehículos blindados se estacionaron ayer en las principales arterias de la ciudad, por las que circulaban los primeros transeúntes, que se agrupaban ante los escasos comercios abiertos, principalmente panaderías, para abastecerse de alimentos.

Las fuerzas armadas de Líbano efectuaron controles en los cruces de Beirut y registraron algunas sedes de partidos políticos e incluso domicilios particulares en busca de escondites de armas y de milicianos sublevados pasados a la clandestinidad. El Ejército detuvo a un centenar de personas y liberó a 37 militares prisioneros de los milicianos.

AGENCIAS, Beirut

B., Moscú

La calma de ayer contrastó con el pánico que cundió el jueves por la noche en Beirut oeste, donde la población temió que las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas) llevasen a cabo una venganza en Hay Es Selum, barrio predominantemente chiita, y en los campamentos de refugiados palestinos, el asesinato de 35 civiles maronitas perpetrado ayer por milicianos drusos. Al mismo tiempo, Beirut este fue sometido por la artillería síria y la milicia drusa atrincherada en la montaña del Chuf a un bombardeo de nueve horas que alcanzó incluso al palacio presidencial.

El emisario norteamericano para Oriente Próximo, Robert McFarlane, abandonó ayer Beirut con destino a Israel, donde se esforzará por convencer a los dirigentes israelíes de que posterguen la retirada de sus fuerzas de la montaña libanesa del Chuf hasta que drusos y cristianos lleguen a un acuerdo político que permita restablecer la calma en aquella región.

El Gobierno libanés, señalaron fuentes libanesas oficiales, sigue determinado a desplegar a su Ejército en el Chuf cuando se vayan las fuerzas israelíes pero desea, para evitar combates inútiles, que su entrada en la montaña sea precedida de un acuerdo entre las facciones rivales.

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