La situación libanesa

Cuando dos marines fueron asesinados el 29 de agosto en Beirut, el consejero especial del presidente americano, Clark, despertó a Reagan durante la noche en su residencia califomiana de Santa Bárbara. El presidente hizo saber de inmediato que estaba sorprendido y afligido, y el acontecimiento ha figurado en el primer plano de todas las informaciones. Los cinco militares franceses muertos el martes en la capital libanesa no han tenido el mismo tratamiento. ( ... )Pero el análisis americano no es muy diferente del de Cheysson, porque el portavoz de la Casa Blanca, Larry Soenkes, estima que la muerte de dos marines era un incidente aislado. Pero es evidente que la presencia de militares franceses y americanos en Beirut no es fortuita. Resulta de compromisos nacionales y personales (todos son voluntarios) para contribuir, con pleno conocimiento de los peligros a correr, a restaurar, como repite el Quai d'Orsay, la unidad, la integridad, la soberanía y la independencia de Líbano. ( ... )

Desde la llegada de Mitterrand al Elíseo, la política exterior de Francia se caracteriza no por la elección de nuevos objetivos, sino por su voluntad de no atenerse sólo a las palabras. El nuevo presidente adopta decisiones más claras y netas que su predecesor (sobre los euromisiles) y compromete a Francia en tres frentes.(...)