Tiende a normalizarse la situación en la provincia de Vizcaya, dentro de la alerta
Lenta, trabajosamente, Bilbao y su provincia van recuperando su pulso cotidiano, si bien sólo con abuso voluntarista del lenguaje cabría hablar de normalización de la vida ciudadana en Vizcaya. El restablecimiento de la red primaria de comunicaciones por carretera, la paulatina puesta en funcionamiento de los transportes públicos, la recuperación del suministro de agua o luz en algunas zonas de la capital o el progresivo restablecimiento de las comunicaciones telefónicas, no eran óbice para que aún quedasen ayer varias localidades totalmente incomunicadas y otras a las que sólo era posible acceder en helicóptero o por mar.
Por lo demás, la aparición en las playas de la costa vizcaína de bidones con productos tóxicos o inflamables arrastrados por la corriente, los peligros de aparición de focos infecciosos o el riesgo de desprendimientos en diversas zonas de la provincia hacía que se mantuviera la situación de alerta general.Fuentes de la empresa eléctrica Iberduero informaron ayer que estaba restablecido casi en su totalidad el suministro de energía de alta tensión, que alimenta la gran industria, así como la de media tensión, pero que aún quedaba un 40% de los usuarios domésticos sin servicio. Esta recuperación parcial del suministro eléctrico permitió poner en funcionamiento, a media mañana de ayer, la depuradora de agua de Venta-Alta, la principal de la provincia, por lo que se esperaba que en un plazo no superior a 48 horas se podría disponer de agua potable en la mayoría de los hogares de la comarca del Gran Bilbao. Los mayores problemas de suministro afectaban a las localidades de Arrigorriaga, Basauri, Galdácano y Etxebarri, así cemo a algunos barrios de Bilbao. El suministro era también precario o nulo en varios pueblos de la costa, todavía parcialmente incomunicados.
El principal problema para la plena recuperación del servicio telefónico residía, según fuentes de la Compañía, en las dificultades que ofrecía la reparación de la central de la calle Buenos Aires, en el centro de Bilbao, la más afectada por la riada y de la que dependen 20.000 abonados. En total quedaron inutilizadas en la provincia 29 centrales telefónicas, de las que ocho habían sido ya reparadas a primera hora del lunes.
Pueblos aislados
El consejero de Política Territorial y Transportes del Gobierno vasco, Javier Lasagabaster, informaba a las 13.30 horas de ayer que habían quedado expeditas todas las carreteras de la provincia, con excepción de algunas vías comarcales, si bien otras fuentes relacionadas con las tareas de socorro aseguraban poco después que aún permanecían aisladas algunas localidades costeras, como en particular el pueblo pesquero de Elantxobe, y que a otras sólo se podía acceder en helicóptero o en condiciones tan precarias que resultaba imposible hacer llegar a las mismas las ayudas necesarias, pese a estar preparadas las expediciones correspondientes.Según Lasagabaster, las necesidades más perentorias del momento eran ayer las de maquinaria y herramientas de desescombro, así como de aljibes para suministro de agua. Varias provincias habían realizado ofrecimientos de tales materiales que el Gobierno vasco estudiaba ayer. Simultáneamente, se gestionaba la cesión por plantas embotelladoras de leche o vino de los aljibes necesarios.
En contraste con el desconcierto claramente apreciable en los dos primeros días tras la catástrofe, la situación parecía ayer bastante controlada por las autoridades, aunque subsistían ciertas deficiencias de coordinación. Así, las tareas de desescombro y limpieza realizadas con notable esfuerzo por los vecinos del casco viejo de Bilbao y cientos de voluntarios procedentes de otros barrios, resultaba parcialmente estéril ante la falta de orientaciones técnicas y de medios adecuados. Sin el trabajo previo de las excavadoras y palas mecánicas, tratar de retirar las toneladas de barro allí acumuladas con escobas y otros utensilios domésticos elementales era tare comparable a la de pretender va ciar el océano con una cuchara. Además, la falta de orientaciones por parte de personal especializado hizo que los vecinos canalizasen los escombros y desperdicios hacia los sumideros de desagüe de las orillas del Nervión, con el efecto desastroso de obstruirlos.
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