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Reportaje:

Ni contra Arrupe ni contra Wojtyla

Juan Arias

El clima que se suele crear entre los electores del propósito general de la Compañía de Jesús es muy especial y muy severo. Los días que preceden a la elección son de oración y penitencia. Antiguamente, hasta de ayuno a pan y agua. Nadie Puede hacer ni directa ni indirectamente propaganda por ningún candidato. Las penas para los transgresores son, al parecer, muy severas.Y, por supuesto, en vísperas de elecciones ninguno puede dar entrevista a la Prensa. Sin embargo, uno de los hombres que ha estado estos años más cercano al padre Pedro Arrupe, fiel seguidor de su línea de apertura, y uno de los miembros más jóvenes del consejo general, el mexicano Carlos Soltero, ha aceptado una conversación franca con el corresponsal de EL PAIS en Roma.

El padre Soltero era uno de los mayores amigos y consejeros teológicos de Oscar Romero, el arzobispo de El Salvador asesinado por un grupo de extrema derecha mientras decía misa. Y hay quien asegura que algunos de los discursos más densos y más comprometidos de Romero habían sido escritos por ese jesuita mexicano.

El padre Soltero empieza confesando que el clima que existe en vísperas de esta importante congregación general, que es la primera en la historia que tendrá que elegir un propósito general estando aún en vida el anterior, es de "gran serenidad".

Una serenidad que ha ido creciendo durante los últimos meses cuando, al examinar las sugerencias llegadas de todo el mundo, se ha podido observar que existe una mayoría aplastante de jesuitas que han pedido que "no se cambie la ruta", que !e siga la línea de apertura de la anterior congregación que eligió a Arrupe. Que los principios siguen siendo válidos y que si acaso en su aplicación ha habido errores o ingenuidades que se estudien y se corrijan, pero sin que ello suponga "volver atrás".

Pero en lo que más ha hecho hincapié el padre Soltero es en que el "grupo fanático y ultraconservador" que hubiera deseado un cambio de línea en la compañía y un sucesor de Arrupe contrario a lo que han sido las líneas maestras de su generalato, está en "auténtica minoría". Parte de este grupo más agresivo, según el padre Soltero, es "español".

Y lo que esa minoría dinámica y conservadora, "que se mueve mucho y hace mucho ruido", está hoy lamentando más es que paradójicamente las dos personas elegidas por el papa Juan Pablo II para sustituir al padre Arrupe temporalmente y preparar su sucesión, se han revelado mucho más abiertas y dialogantes de lo que dichos conservadores pensaban y deseaban, tanto el anciano Paolo Dezza como el joven Giuseppe Pittau.

Parece ser que en estos dos años, el contacto más estrecho con los problemas y los hombres más responsables de la compañía, los innumerables viajes del padre Pittau por todo el mundo y los informes recibidos de miles de jesuitas que ejercen su apostolado en circunstancias muy difíciles, les han llevado a apreciar más los esfuerzos que había hecho el padre Arrupe y, sobre todo, a comprender que lo que faltaba o sobraba ante el Vaticano era información.

Los dos problemas más grandes y que hicieron preocupar no sólo al papa Wojtyla sino anteriormente a Pablo VI y al mismo Juan Pablo I, que dejó escrito antes de morir un discurso muy duro contra los jesuitas, han sido, según el padre Soltero, el empeño socio-polítíco de muchos jesuitas en el Tercer Mundo y, sobre todo, en Centroamérica, donde se les ha acusado de marxistas y revolucionarios y hasta de guerrilleros.

Y el segundo problema, el doctrinal de muchos teólogos europeos y norteamericanos, considerados por el Vaticano demasiado avanzados y acusados de dar a la opinión pública ideas que deberían quedar dentro de los muros de la investigación científica.

Los jesuitas de la congregación general, señala el padre Soltero, no se sentirán para nada condicionados en la elección por el hecho de que el padre Pittau haya sido de algún modo presentado por el Papa como su candidato preferido.

Será, ciertamente, uno de los personajes que tendremos ante los ojos, dijo, porque se ha revelado con muchas cualidades, pero todos los jesuitas votarán en conciencia.

Lo que sí ha excluido categóricamente el padre Soltero es que la congregación general pueda elegir a un contra Arrupe. Lo considera absurdo y sin fundamento, Lo que tampoco harán es elegir un contra Wojtyla, porque las provocaciones, afirma, no sirven para nada ni constituyen nada positivo.

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