Galicia en EL PAIS

Asiduo lector de EL PAIS, diario que, a pesar de sus defectos, considero el de criterio más ajustado a la sociedad moderna que se desea para este rincón de Europa, he observado, sin embargo, que la publicación esporádica de noticias sociológicas o curiosas referidas a Galicia en estas páginas contienen siempre una evidente dosis, de pitorreo, un indiscutible tono burlón que a unos cuantos sé y a otros muchos gallegos sospecho nos molesta, por cuanto la moraleja que en todos ellos se adivina es la de que Galicia resulta ser el factor en discordia, el punto oscuro siempre presto a dar la nota carcamal, por ser un reducto irrisorio del tercermundismo nativo poblado de paletos, últimos ejemplares vivos de una curiosa reserva natural de trogloditas fascístoides y beatos.No es mi deseo hacer a través de ésta justificaciones históricas ni análisis políticos, pero sí exigir para Galicia cuando menos un trato similar al concedido a otras zonas del territorio, a la vez que hacer constar un tono menor de indignación hacia el trato peyorativo y genérico que EL PAIS otorga a Galicia como entidad, sin pararse a considerar en que bastante incómodo es ya sufrir las consecuencias de esa intolerancia natural del pueblo gallego para muchos que, habiendo nacido en esta tierra, nos sentimos angustiados por su claustrofóbico y plomizo cielo permanentemente gris, nos aburre el monótono agudo de las gaitas, no tenemos morriña cuando estamos lejos, no nos gusta el marisco ni hemos sido jamás fans del señor Fraga Iribarne. /