El atentado contra un tren en Florencia estaba planeado para provocar una matanza
Aún no ha sido posible saber si el atentado organizado en la madrugada de ayer contra el tren de la línea Florencia-Bolonia, en el que viajaban 1.000 pasajeros, no acabó en una matanza porque la bomba colocada en uno de los carriles no hizo explosión con la suficiente potencia o simplemente por suerte. Todo estaba estudiado, incluso el lugar -casi el mismo en el que se produjo en agosto de 1974 el atentado al tren Italicus, donde resultaron muertas 12 personas y 48 heridas graves-, para que la acción acabase en tragedia.El hecho de que el atentado haya sido perpetrado después de que el primer Gobierno presidido por un socialista se presentase al Parlamento para pedir la confianza con una propuesta muy clara de lucha sin cuartel "a todas las formas de criminalidad organizada" ha hecho pensar que se ha tratado de un aviso mafioso al nuevo Gobierno.
Craxi había dicho en su discurso que su Gabinete se proponía combatir la Mafia y la Camorra con la misma fuerza con la que fue combatido el terrorismo político. El terrorismo neofascista, sin embargo, se siente ahora más fuerte. Hace unos días resultaron absueltos todos los fascistas implicados en el atentado al Italicus, como habían sido absueltos anteriormente los acusados de la matanza de la estación de Bolonia. En ambos casos, las fuerzas antifascistas han acusado, más que a los magistrados, a las connivencias de ciertos grupos de los servicios secretos con el terrorismo de extrema derecha.
Quizá por esto, Craxi ha querido, y lo ha conseguido al final, reservarse personalmente el control de todos los servicios secretos italianos, tanto de los internos como del contraespionaje. Precisamente, cuando estalló el escándalo de la P-2 de Licio Gelli, en la famosa lista de los 916 miembros de su logia figuraban los tres altos mandos de los servicios secretos, que fueron entonces destituidos.
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