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Reportaje:

El baile de las estatuas

Las esculturas y los conjuntos arquitectónicos 'olvidados' en almacenes pueden servir para la ornamentación de la ciudad

El pasado mes de junio, una de las estatuas situadas en el paseo de Coches del parque del Retiro tuvo que ser retirada después de haber permanecido 20 días derribada de su pedestal, tiempo durante el que la escultura quedó destrozada porque unos desconocidos se llevaron la cabeza y un brazo. La figura fue trasladada a los almacenes municipales donde, si no se remedia, pasará a engrosar una lista de monumentos primero olvidados y luego desaparecidos para la gran maquinaria administrativa. Una maquinaria que desde hace siete años permite tener tirados en una finca dependiente de un organismo oficial, los restos destrozados de las estatuas realizadas en 1905 por Agustín Querol.

Hace dos años, en verano, el entonces delegado de Saneamiento y hoy concejal de Urbanismo e Infraestructuras Básicas, Jesús Espelosín, recorrió, en compañía de diversos técnicos de Parques y Jardines, una zona desconocida dentro del parque del Retiro: el llamado Huerto del Francés. Situado junto a la plaza del Ángel Caído, en los últimos tiempos sólo había servido de escondite a las parejas y también a ladrones y drogadictos, a la vista de la gran cantidad de carteras y jeringuillas que se encontraron.Sin embargo, en la zona, que acababa de ser excavada y limpiada de maleza, había mucho más. Allí, apilados en montones, fueron hallados sillares, bancos, fuentes despiezadas,'frisos, un escudo cuatro angelotes con floreros, un monumento a un capitán muerto en Melilla, jarrones, verjas de hierro y un sinfín de piedras. La idea municipal, según se dijo entonces era abrir el huerto en el menor tiempo posible para que los madrileños vieran las piedras recupera das tras muchos años de olvido.

La semana pasada, y con el huerto aún cerrado al público, las únicas diferencias encontradas son los trabajos que se realizan para ajardinar los laterales y crear una red de desagüe en forma de ría, y otra de alumbrado. La idea sigue siendo la misma: abrir el huerto lo antes posible. Mientras tanto, muy pocos elementos de los encontrados han sido utilizados. Allí sigue el monumento al citado capitán de infantería, Pedro Bermejo; los angelotes que, al parecer, proceden de la puerta del palacio de Medinaceli, -uno de ellos en estos dos años ha sido roto por varias partes, a pesar del control municipal-; las fuentes y la mayor parte de lo que se encontró y de lo que posteriormente fue trasladado al Retiro desde la Casa de Campo, parque en el que'existen dos depósitos más, uno dependiente de la delegación municipal de Vías Públicas y otro de Parques y Jardines.

La existencia de diversos depósitos municipales por un lado, y la falta de coordinación entre los distintos departamentos, han sido las dos principales causas que, según los técnicos, han imposibilitado realizar un inventario de lo que el ayuntamiento posee. Se habla de que hay piedras en depósitos situados en la Quinta de los Molinos, en la Casa de Campo y en el Retiro. Por ejemplo, dentro de este mismo parque existen dos zonas diferenciadas: el Huerto del Francés y las Estufas, en donde se hallan los invernaderos de plantas.

Junto a la caseta del capataz, entre leña, bancos de madera, y vehículos aparcados, se encuentra lo que pomposamente denominan algunos funcionarios depósito municipal. Una hilera de estatuas, entre ellas la que retiraron hace un mes del paseo de Coches, son testigos mudos del ir y venir de los jardineros.

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La estatua de Chapí

Allí puede verse una estatua que simboliza a Europa, varios bustos griegos y figuras de personajes dieciochescos que, de momento, son anónimos. Todos, excepto el monumento a Ruperto Chapí, obra de Julio Antonio inaugurada en 1921, que estuvo situada hasta hace algunos años en el Retiro. La imagen, de piedra, fue sustituida por una copia de bronce. El original, muy bien conservado aún, pasó a engrosar esta galería de olvidados. Días atrás, los responsables del departamento de Patrimonio Histórico-Artístico manifestaron desconocer el destino dado a aquella imagen de piedra sustituida en el Retiro. Posteriormente, la imagen de Chapí fue vista en un rincón. El arquitecto municipal que acompañaba al periodista ignoraba quién era aquel personaje representado en la piedra tallada. Los responsables de la delegación municipal citada pudieron así conocer poco después el destino de aquella obra original del escultor Julio Antonio, hasta entonces en paradero desconocido.

La necesidad de hacer un urgente y pormenorizado inventario ha sido defendida por todos en los últimos años, aunque todavía no se haya realizado "pues el inventario, con ser importante, no lo es tanto como otros temas de la delegación", manifestó Enrique del Moral, concejal de Cultura.

A pesar de ello, los entendidos opinan que hay restos recuperables. Según José Luis Souto, secretario del Centro de Estudios sobre el Patrimonio Histórico Ambrosio Morales, entre las piedras guardadas en el depósito de la Casa de Campo se halla un escudo real en piedra caliza de Colmenar, que podría haber estado en la desaparecida puerta de San Vicente; y también se encuentran allí el basamento original de la estatua de Isabel la Católica situada en el paseo de la Castellana; los sillares de la antigua Casa de la Moneda de la plaza de Colón; parte del monumento a las víctimas del atentado contra Alfonso XIII en la calle Mayor, y otra serie de elementos arquitectónicos que podrían recuperarse para la ornamentación de nuevos parques de la periferia.

La recuperación hecha hasta ahora ha sido muy pobre. Guillermo Costa, director de Parques y Jardines, manifestó que, efectivamente, no se ha utilizado ninguna de las fuentes, estatuas y grupos escultóricos encontrados.

Copias en vez de originales

En el mes de marzo de 1976, el grupo escultórico situado sobre la fachada principal del Ministerio de Agricultura era sustituido, ante la expectación de los transeúntes, por unas copias de bronce. La decisión parece que comenzó a ser considerada en enero de 1972, cuando un ala de uno de los dos grandes Pegasos se desprendió y cayó a la calzada. Tres años después, Juan de Ávalos obtenía unos moldes de escayola, y en 1976 las copias eran elevadas a su emplazamiento actual.

La razón de este cambio fue el informe de la Academia de Bellas Artes sobre el peligro que suponía el estado de las figuras, pues, al parecer, las estatuas estaban atacadas del mal de la piedra. La forma en que se hizo el cambio fue criticada, sin excesiva vehemencia, por algunos miembros de la Academia, pues supuso la destrucción del conjunto arquitectónico original formado por dos Pegasos guiados por los genios del Arte y la Industria, y un grupo central que simboliza la Gloria ofreciendo palmas y laureles a la Ciencia y el Arte. Se sabe que, entre los presupuestos recibidos entonces en el ministerio para hacer la obra y rechazados por su cuantía, figuró uno que contemplaba no sólo la copia sino también la restauración de las figuras sustituidas.

La obra objeto del cambio había sido realizada por el escultor Agustín Querol, entre 1902 y 1905, en mármol de Carrara. El conjunto, con un peso total de 119 toneladas, desapareció tras su sustitución por las copias, y hasta hubo rumores de que los trozos se ha bían ofrecido a los estudiantes de Bellas Artes para que hicieran prácticas. Tres años después, el 26 de junio de 1979, en la finca que a la altura del kilómetro 7 de la carretera de La Coruña tiene el Centro Regional de Investigaciones y Desarrollo Agrario número 6 (Crisda 6), "aparecieron tres camiones y un coche en el que venían unos señores que dijeron ser del ministerio. Traían unas piedras, y ellos mismos eligieron el sitio para descargarlas" recuerda Doroteo Gómez, guarda forestal mayor de la parcela dependiente del Ministerio de Agricultura.

Estos camiones repitieron sus viajes, y allí, a la intemperie, quedó el cargamento de unos 12 vehículos. Las piedras, como desde entonces se les denomina, no han sido reclamadas por nadie en estos últimos siete años. Un redactor de este periódico pudo comprobar el estado de lo que fue considerada una de las obras destacadas de Querol. El espectáculo impresiona.

Las cabezas de los Pegasos se pueden descubrir en medio de brazos, piernas y troncos de caballos; alas y laureles.

En uno de los 60 bloques se aprecia la firma del autor; en una esquina, un busto emerge de la maleza; en otro, la figura femenina que simbolizaba la Gloria yace junto a otros trozos difícilmente identificables.

Federico Solis, director del Crisda 6, informó que hace un mes una máquina retroexcavadora tuvo que trasladar "con mucho cuidado" algunos bloques de sitio, pues una de las cañerías de agua situada debajo se había roto.

Recuerda también Federico Solís cuando uno de los funcionarios del ministerio pidió llevarse alguna de las piedras a su casa y desistió al indicársele que lo hiciera por escrito; y afirma que, a pesar de que nadie se ha interesado nunca por las piedras, él ha cuidado de que permenecieran como el primer día, aunque personalmente no entienda qué hacen allí aquellos restos, que corresponden a la obra de uno de los artista más afamados de finales del pasado siglo.

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