Nacionalidades y regiones

No puedo por menos que calificar como desafortunada la afirmación en su editorial Símbolos y política en el País Vasco, del pasado domingo 24 de julio: "Guste o disguste, la autonomía vasca no es homologable con las comunidades artificialmente fabricadas por la vía del artículo 143".Las comunidades que no tenemos lengua diferenciada de la castellana, que no damos gritos ni desestabilizamos quemando banderas, teneme también nuestros derechos, reclamados por nuestras comunidades, y que nunca podrán ser, en un Estado que se precie de demócrata, inferiores a los de aquellas otras falsamente denominadas históricas, en base a haber dispuesto de estatuto antes del estallido de la guerra civil, ya que éste fue el factor determinante a la hora de introducir en el artículo 2 de la Constitución la absurda división del Estado en dos clases de comunidades: nacionalidades y regiones.

Nadie, ni siquiera los historiadores, han tenido jamás interés en reconocer que otros muchos estatutos de autonomía, entre ellos el de mi región, Cantabria, se encontraban por aquella fatídica fecha del 18 de julio en avanzada fase de elaboración.

Puestos a ser objetivos históricamente, ¿cómo puede ser calificada de inferior la personalidad histórica de comunidades milearias, caso de Asturias, Cantabria o el mismo reino de Aragón, que figuran en sus respectivos estatutos como simples regiones? / .