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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Contra la nueva clasificación hotelera

La nueva Clasificación hotelera empezó a elaborarse con el Gobierno de UCD siendo Ignacio Aguirre secretario de Estado para el Turismo. Después de muchos retrasos y vacilaciones y de ninguna participación sindical, se elabora un proyecto que se aprueba deprisa y corriendo ante las exigencias patronales, antes de que lleguen los socialistas, en el último Consejo de Ministros de UCD.El Gobierno PSOE, con muy buen criterio, suspende la entrada en vigor del decreto UCD durante seis meses, hasta finales de junio de 1983, y abre consultas con los sindicatos, las autonomías y las patronales.

Nosotros entregamos un documento con propuestas y modificaciones al decreto de UCD, que son bien acogidas por la nueva Secretaría General de Turismo en una reunión mantenida en enero de ,este año, donde se nos asegura que la intención es mejorar sustancialmente lo de UCD retomando el proyecto inicial elaborado muy acertadamente por el personal técnico de la Secretaría de Estado de Turismo.

Nuestra sorpresa e indignación surge cuando, al finalizar el plazo de los seis meses, se nos convoca para darnos a conocer el texto definitivo del decreto PSOE sobre Clasificación hotelera, que no sólo no recoge ninguna de nuestras propuestas, con las que se nos dijo coincidir, sino que resulta ser mucho peor en su contenido que el decreto UCD.

Un profundo y serio análisis del decreto PSOE nos lleva a dar un no rotundo a esta Claificación hotelera por varias razones fundamentales.

Un primer no, porque no se garantizan en absoluto las debidas condiciones de calidad, confortabilidad y seguridad tanto de las instalaciones hoteleras como de los servicios que en las mismas deben ofrecerse.

El decreto PSOE se limita a establecer de forma escasa y superficial los metros cuadrados y alturas de techos de los edificios y si deben tener esto o aquello (escaleras, ascensores, agua caliente, ventilación), olvidándose de reglamentar las condiciones, requisitos y servicios interiores de cara al cliente que deben reunir esas instalaciones.

El Gobierno debería saber que un cliente de un hotel no mide la categoría del mismo y su relación con el precio en función de los metros cuadrados, sino del contenido y servicios que tienen y recibe en esos metros cuadrados.

Un segundo no, porque no se garantizan ni se defienden los intereses y derechos de usuarios y consumidores, no sólo los turistas nacionales o extranjeros, sino de casi toda la población que de una u otra forma y alguna vez ha utilizado servicios de hostelería en su gran mayoría.

Puede generar más paro

En una sociedad moderna y desarrollada, hacer turismo e ir de vacaciones ha dejado de ser un lujo.de unos pocos para pasar a ser un derecho y una necesidad de la gran mayoría. Asimismo, cada vez se demuestra más que la hostelería, por el ritmo de vida y cambio de costumbres (viajes continuos, comidas fuera de casa), se ha convertido en un auténtico y fundamental servicio público imprescindible para toda la comunidad.

De ahí que un deber ineludible de la Administración, a la hora de ordenar este sector, sea preservar y defender los intereses del consumidor garantizando la calidad de los servicios, la higiene y condiciones en que los mismos se prestan, la seguridad de los establecimientos y la justa relación de todo esto con el precio, para evitar abusos y un deterioro interior y exterior de la imagen de nuestro turismo, habida cuenta de la alta sensibilidad de los consumidores hacia los servicios que se les ofrecen en hostelería. Por decirlo de otra forma, para evitar que te den gato por liebre.

Con respecto aestos temas queda claro que la nueva Clasificación supone una rebaja sustancial y generalizada de los estándar de calidad y servicios de nuestra hostelería. Por ejemplo, no se regula nada sobre las condiciones de seguridad y servicio de incendios, después de experiencias tan dolorosas como el caso del Corona de Aragón, o el hecho de que no sea obligatorio en los establecimientos tener comedor de clientes, o servicio de habitaciones, o cafetería, etcétera.

Es decir, a partir de ahora, usted podrá descubrir la categoría de un hotel no por el tipo de servicios y su calidad, sino exclusivamente por el mayor o menor precio que le cobren.

Un tercer y muy fuerte y alto no, por no contemplarse el factor personal.

Cuando hablamos del sector de la hostelería, del sector turístico, estamos hablando de un sector eminentemente de servicios. Y en un sector de servicios lo que contribuye a la calidad, rapidez y buen servicio no son los factores técnicos, sino fundamentalmente el factor personal que presta ese servicio en relación a su número y cualificación. Es decir, los metros cuadrados, altura de techos, las cinco estrellas o los cinco tenedores n.o son por sí mismos sinónimo de calidad si no van acompañados de una plantilla suficiente y bien cualificada.

Nadie aspiraba a solucionar el paro en hostelería a través de la Clasificación hotelera, ahora bien, tampoco a que ésta pudiese generar más paro, como así puede ocurrir por supresión de comedores y de cocinas. A lo que se aspiraba razonablemente era a que el factor personal fuese considerado como un elemento fundamental de valoración de la calidad de servicio de hostelería y, por tanto, de la categoría del hotel.

Para nosotros es necesario modificar esta chapucera Clasificación hotelera, defender con un sentido nacional y de clase el sector turístico, hoy todavía imprescindible para la economía de nuestro país, y por eso proponemos que se derogue el decreto aprobado por el Gobierno y se elabore otro nuevo retomando el proyecto original. ¡Aún estamos a tiempo!

es secretario general de la Federación Estatal de Hostelería de CC OO.

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