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Vuelven las actitudes especulativas

Los bríos compradores con los que se había iniciado esta calurosa semana del mes de julio se vieron notablemente atemperados en las reuniones de ayer, donde la oferta comenzó a hacerse presente en los corros con mayor perseverancia, y como consecuencia de ello había que recurrir a artificios que escapaban de la pura ortodoxia del mercado para volver a presentar evoluciones favorables en un buen número de los valores más significados del mercado.Lo que una buena parte de los especialistas anunciaban al definir las evoluciones positivas de las jornadas anteriores como unas claras maniobras especulativas, parece, al menos en parte, haber cristalizado con la actitud que ayer manifestaron algunos de los más importantes inversores institucionales que ofrecían con notable prodigalidad títulos de los valores que mayores avances habían conseguido acumular en las últimas reuniones.

Sólo algunos títulos dentro de los grupos industriales y las acciones bancarias, aunque estas por distintas razones, conseguían escapar a estos planteamientos, bastante poco halagüeños, al menos de cara a un futuro inmediato. Como si de un castillo de naipes se tratara, se desmoronaron todas las tesis más o menos elaboradas, aunque hay que reconocer que en general adolecieron de una notable falta de imaginación, sobre las que se intentaba basar la evolución positiva del mercado. En definitiva, parece que una vez más los usos son los usos, y las sesiones veraniegas acostumbran a estar cortadas por patrones muy similares. Esto en definitiva viene a significar un componente de alguna forma favorable, y es que tan pronto como los vendedores logren comprobar que el mercado es incapaz de absorber más títulos, intentarán cambiar sobre la marcha el signo de sus órdenes y, posiblemente, se regenerarán los procesos alcistas que a su vez darán lugar a un amplio pávulo de especulaciones que pretendan justificarlos.

Pasando lista uno por uno a los grupos que integran los índices de las bolsas nacionales, queda claramente de manifiesto que ayer fueron poco más de una veintena los valores que consiguieron mantener en puridad sus avances. De este comportamiento quedaba al margen una representación significada de los títulos del grupo bancario, donde el voluntarismo de sus responsables, a los que en algunos medios se les llama fontaneros -aunque ellos mismos se sientan bastante poco cómodos con esta calificación-, se emplearon con esmero en la tarea de mantener la trayectoria positiva que comenzaron a apuntar hace poco más de una semana.

En definitiva, las enseñanzas que se podrían sacar de las reuniones de ayer son bastante simples: la economía continúa siendo un plato de habas contadas, donde, como mucho, se puede establecer la forma de reparto de las mismas, el número de comensales o el tamaño de las cucharas, pero dificilmente se logrará un milagro de multiplicación de los ingredientes a ingerir. La economía nacional no está para grandes bromas, el sector exterior continúa manifestando un comportamiento escasamente favorable, a pesar de resultados puntuales más o menos positivos, y el margen de beneficio de las empresas sigue siendo algo similar a una entelequia, cuyos puntos de referencia continúan sin estar suficientemente definidos. Súmese a estos ingredientes el déficit del sector público y sus necesidades de financiación, junto con, la política monetaria restrictiva que claramente se está asumiendo desde instancias oficiales, y se obtendrá el guiso del que parten estas expectativas escasamente favorables para la evolución del mercado de acciones.

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