_
_
_
_
ANDALUCÍA

Andújar crea una junta de seguridad para combatir el elevado consumo de heroína

El consumo de heroína ha comenzado a constituir una obsesión para la ciudad jiennense de Andújar, y particularmente para su alcalde, Pedro Calero, que ha conseguido del gobernador civil de la provincia la creación de una junta local de seguridad. Una vieja tradición contrabandista, la equidistancia de la localidad entre Madrid y el Campo de Gibraltar, y la propia crisis socioeconómica de la ciudad se unen para provocar este efecto.

Andújar, en la ruta de Andalucía, es desde el siglo XV algo así como el gran punto de encuentro entre los tráficos Andalucía-Castilla y Castílla-Andalucía. "Aquí hay más gente apellidada Expósito que en cualquier otro punto de España", afirma su alcalde, el polémico Pedro Calero, que protagonizó importantes incidentes con dos alcaldes de su propio partido en el período anterior a las últimas elecciones municipales. "Esta era una ciudad de encuentro de contrabandistas, que traían hasta aquí su mercancía y la vendían a los que bajaban de Castilla para comprarla o cambiarla por otras cosas. Estaba llena de ventas y corría el dinero. Aquí había mucha gente de paso. Por eso hay muchos Expósitos".Ahora llega tabaco rubio de Huelva, artículos de bazar de Ceuta y hachís, sobre todo hachís, de Marruecos. Y, como ocurre en La Línea, en muchas ocasiones quienes controlan los grandes circuitos de la droga deciden introducir una como pago de otra, y la heroína sirve para pagar el hachís. Las consecuencias de esto son trágicas en La Línea, donde el número de fallecimientos por sobredosis es espectacular, y Andújar ha comenzado a resentirse.

En esta ciudad de 35.000 habitantes el número de delitos ha comenzado a subir. Raro es el día que no hay dos o tres tirones o asaltos en plena calle, y los atracos a comercios son cada vez más frecuentes. En la plaza del pueblo no es difícil encontrar, de madrugada, alguna jeringuilla en el suelo, y cada vez son más los muchachos que buscan las 15.000 pesetas diarias que necesitan para pincharse.

"Este es un pueblo pequeño y nos conocemos todos. Yo sé de 12 personas que viven aquí y están empadronadas en Ceuta. Conozco a los que se dedican a comprar objetos robados. Sé de seis pisos donde se trafica con la heroína, e incluso me atrevería a decir los nombres de las personas que lo hacen. También conocemos los puntos de la ciudad que frecuentan los yonquies. Pero, y no me interprete mal, creo que la policía se encuentra con grandes inconvenientes por parte de la judicatura para llevar a cabo su tarea. La única manera de conseguir una detención es coger a la persona con las manos en la masa, y eso es difícil si no se pinchan los teléfonos. Y, mientras, sufrimos un deterioro progresivo del nivel de seguridad ciudadana, que es aprovechado por las personas que están contra la democracia, y la culpan a ésta de todo. Un tirón hoy, un apuñalamiento mañana, un asalto a una farmacia pasado... Esas son cosas que acaban con una ciudad".

El capitán de la Guardia Civil, el de la Policía Nacional, el comisario jefe de Policía y el propio alcalde constituyen esa junta local de seguridad, que se reúne cada semana para estudiar la forma de atacar el problema. "Combatir a la droga no es fácil. Los americanos lo están haciendo desde hace mucho, y no parece que estén mejor que antes. Pero hay que intentarlo".

Suicidio abortado

La dotación de un coche patrulla de la Policía Nacional evitó ayer en Sevilla que un hombre de 46 años llevase a cabo su propósito de suicidarse arrojándose desde uno de los balcones de la Giralda. La policía llegó al lugar, avisada por unos visitantes de la torre, cuando un hombre, cuyo nombre responde a las iniciales E.G.R., se hallaba dispuesto para arrojarse al vacío.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_